Nuestro primer tramo quijotesco comienza a 34 kilómetros al norte de Tomelloso, en Campo de Criptana, la tierra de gigantes, cuyos molinos de viento inspiraron a Cervantes para escribir una parte de El Quijote.
Actualmente se conservan diez molinos de viento en el Cerro de la Paz, de los cuales tres son Bien de Interés Cultural: Sardinero, Burleta e Infanto. Otros molinos son: Culebro, Cariari, Quimera, Poyatos, Pilón, Inca Garcilaso...
Esa fría mañana de enero no había turistas en el Cerro de la Paz. Fuimos los primeros en pasear entre los gigantes que desafiaron al buento del Quijote. Nosotros, a diferencia del hidalgo de la triste figura, los abrazamos y mimamos.
Tuvimos suerte. A primera hora abrieron al público el Molino Infanto (2€), que conserva la estructura y mecanismo original del siglo XVI. Este molino fue propiedad de una de las familias más ricas de la localidad, los Infantes.
Las aspas del molino, de 7,90 metros, se orientan al viento. Los molineros calculaban las posibles variaciones del viento a lo largo del día utilizando los ventanillos. La ligera torsión de las aspas se traduce en un mayor aprovechamiento del viento.
El molino consta de tres plantas. En la superior (corresponden las dos siguientes fotos) se localiza la Rueda Catalina, que gira con el eje del molino en el que está integrada a través de cuarenta dientes de madera.
Las piezas del molino, como si se tratara de un tetris, encajan perfectamente en el reducido espacio interior. El eje, la linterna (transmite la fuerza desde la Rueda Catalina), la tolva, la piedra solera, la bancada, etc., son esenciales para la molienda del grano.
El Molino Poyatos, situado frente al Molino Infanto, hace a la vez de oficina de turismo y de Centro de Interpretación de los Molinos. En su interior podréis adquirir los tíquets para los diferentes molinos.
El Molino Burleta es otro de los molinos de viento que ha conservado su estructura del siglo XVI, con la particularidad de que una vez al mes se representa una molienda tradicional. La representación tiene lugar el primer domingo de cada mes en horario de mañana, pero en verano se lleva a cabo por la noche.
En cuanto al origen de su nombre, es posible que haga referencia a las polémicas acciones de un molinero de la época. Por eso mismo, también se le llama "Burlapobres".
El Molino Sardinero posiblemente deba su nombre al apellido de su primer propietario. Además, conserva la estructura original del siglo XVI y es el único molino que entra dentro del casco urbano de Campo de Criptana.
Entre el Molino Sardinero y la ermita Virgen de la Paz se encuentra la Casa Cueva Pastora Marcela, una antigua vivienda típica manchega excavada en la roca. Merece la pena que le echéis un vistazo.
Casa Cueva Pastora Marcela |
Casa Cueva Pastora Marcela |