Accedimos al Parque Natural Barranco del Río Dulce por la carretera que une Torresaviñán con Sigüenza, la GU-118. Un cartel en la cuneta nos dará la bienvenida a la Reserva Natural.
Sorteamos el cañón del río Dulce y durante el ascenso por su lado norte nos detuvimos en el Mirador de Félix Rodríguez de la Fuente. Tened en cuenta que la zona reservada para aparcar coches está frente al mirador y es necesario cruzar la carretera.
La entrada al mirador se realiza por un arco de piedra. Aquí veréis una placa dedicada al doctor y a sus colaboradores. Bajo el arco hay unas escaleras y en un lado existe una rampa hecha con tablones de madera que facilitan el acceso a las sillas de ruedas y carritos de bebé.
El mirador se construyó en 1980 en memoria a la labor de Félix Rodríguez de la Fuente. Es un alto balcón que brinda una magnífica panorámica del Barranco del Río Dulce en general y sobre el lugar donde se rodaron muchos de sus documentales.
Desde el mirador se puede observar multitud de rapaces, sobre todo buitres, y en el fondo del barranco podréis avistar la caseta de Félix, situada a escasos metros del cauce del río.
2,5 kilómetros separan el Mirador de Félix de Pelegrina, los dos últimos se realizan por la estrecha carretera GU-1075. Hacia la mitad de esta vía pasaréis por el Mirador de Pelegrina, que os ofrecerá una vista general del pueblo.
La retorcida carretera concluye en Pelegrina, junto a un restaurante. En este punto varios carteles prohíben acceder al pueblo en vehículo, por lo que deberéis continuar a pie.
No es fácil estacionar en Pelegrina. En determinadas fechas del año, debido a la afluencia de turistas, tendréis que dejar el vehículo en la cuneta de la carretera. Como podréis comprobar, algunas calles son muy estrechas, no aptas para coches.
Y no hay aparcamiento porque sencillamente el pueblo está edificado en una alta loma con grandes precipicios a ambos lados, uno de los cuales desciende al barranco del río Dulce.
De camino al castillo, deberemos atravesar el pueblo de punta a punta. Y en la parte intermedia veremos la iglesia, románica del siglo XII, que destaca por su capilla y por el pórtico con columnas de capiteles clásicos del siglo XVI.
Encaramado en lo alto de un impresionante roquedo destaca el castillo de Pelegrina, construido por los obispos de Sigüenza como residencia veraniega entre los siglos XII y XIII.
La subida al castillo no reviste dificultad; eso sí, deberéis tener en cuenta que se trata de un camino de tierra pedregoso y no es apto para carritos de bebé o sillas de ruedas.
La fortaleza domina el valle del río Dulce. Fue construida en piedra sillar y tiene una planta alargada de unos veinticinco metros de longitud y unos muros de medio metro de ancho por ocho de alto rodeados por varios torreones cilíndricos.
Desde las ruinas de la fortaleza, en el punto más alto de Pelegrina, contemplamos una deliciosa panorámica de la villa y de la hoz del río Dulce.