De camino al parque del Retiro desde la Fuente de Neptuno, conviene acercarse a la iglesia de San Jerónimo el Real, de estilo gótico tardío con influencia renacentista. Fue construida en época de los Reyes Católicos.
San Jerónimo el Real es un antiguo monasterio del siglo XVI convertido en parroquia neogótica, con vidrieras y un claustro barroco. Del templo, conocido popularmente como "Los Jerónimos", me llamó la atención el hecho de que la entrada fuera gratuita.
En agosto, con las temperaturas tan altas que se registran en la capital por la tarde, es muy conveniente visitar el Retiro a primera hora de la mañana. Nosotros entramos por la puerta de Felipe IV, concretamente por el Jardín del Parterre, de estilo francés.
El Jardín tiene un corredor central y parterres simétricos, en los que se disponen jarrones de estilo rococó. El centro de cada parterre lateral está ocupado por un estanque de planta rectangular con exedras. En el jardín se localiza el Monumento a Jacinto Benavente, el escritor y dramaturgo que ganó un premio Nobel.
En la esquina suroeste del Estanque Grande del Retiro podréis ver la Fuente de la Alcachofa, construida en el último tercio del siglo XVIII. Fue diseñada por Ventura Rodríguez por orden del rey Carlos lll.
Unos metros al sur del Estanque se localiza el Palacio de Cristal, un elegante edificio de hierro y cristal construido en 1887. Está rodeado por un pequeño lago con cipreses de los pantanos y alberga exposiciones temporales organizadas por el Museo Reina Sofía.
Debido al calor extremo que registraba Madrid en agosto, que conlleva la caída de ramas, algunas zonas del Retiro estaban cerradas al público. Nos contentamos con rodear el Estanque Grande del Retiro, un oasis dentro del parque.
El Estanque Grande es uno de los puntos más icónicos del Retiro. Se puede alquilar una barca y remar mientras se disfruta de las vistas del impresionante Monumento a Alfonso XII, un conjunto escultórico y arquitectónico con columnas, esculturas y una estatua ecuestre del monarca.
Salimos del Retiro por el paseo que une la Fuente de los Galápagos con la Puerta de Alcalá, monumento que por esas fechas estaba restaurándose.
La de Galápagos es una fuente histórica que encargó Fernando VII para celebrar el primer cumpleaños de la princesa Isabel II. Fue inaugurada en 1832.
Esa tarde, tras la obligada siesta en el hotel, nos desplazamos a pie hasta el Museo del Prado, la pinacoteca nacional más importante de España.
Las dos últimas horas antes del cierre, de 18 a 20h, el Museo es gratuito. Podéis hacer cola en la puerta para conseguir las entradas, o ahorraros tiempo sacándolas previamente por Internet, que fue lo que hicimos nosotros. Aun así, tendréis que hacer una pequeña cola, por lo que os recomiendo que llevéis gorra y una botellita de agua (sobre todo si vais en agosto).
No está permitido tomar fotos en el interior del Museo, lo cual es de agradecer si sólo disponéis de dos horas. Id al grano y elegid los cuadros de aquellos pintores que más os llamen la atención: Murillo, Goya, Rembrandt, Picasso, etc. Echad mano de un mapa para orientaros por las salas, de lo contrario perderéis mucho tiempo. (Esta foto la tomé al salir de un ascensor, cuando aún no era consciente de la prohibición de echar fotos).
La zona de tapas de Madrid se concentra alrededor de la plaza de Santa Ana, aunque encontraréis buenos locales en otras calles. Es el caso del bar Quiroga (calle Escalona, 12), un antiguo colmado reconvertido en un original bar de tapeo.