Habíamos llegado a la estación de tren de Florencia, Santa María Novella, a mediodía, procedentes de Roma. Pasamos por el albergue juvenil y después de almorzar, justo cuando empezó a llover, iniciamos la visita al centro histórico.
Y la primera parada de la tarde, como cabía esperar por tratarse de Florencia, fue en la plaza de la Catedral. Realizamos la visita a la Catedral de Santa María de la FLor, un referente para cualquier viajero que visite la ciudad.
Era la segunda vez que entraba en la Catedral, y volví a quedar impresionado al contemplar la enorme cúpula diseñada por Bruneleschi, que parece aguantarse por arte de magia sobre la estructura del edificio.
El Duomo no está solo en la plaza, le acompañan dos edificios que compiten en belleza y elegancia: el Baptisterio de San Juan y el campanario de Giotto, comenzado en el año 1334.
Diluvió durante buena parte de la tarde, lo que trastocó un poco las visitas. Pero bueno, como dicen que al mal tiempo, buena cara; el paso de la tormenta se tradujo en menos turistas por las calles. La plaza de la Señoría, con sus estatuas de mármol dándonos la bienvenida, parecía sacada de una película de terror.
Desfilamos frente al Palacio Viejo, quizá, el Ayuntamiento más rico -arquitectónicamente hablando- de Italia, y tambien frente a la Galería Uffici, el museo florentino que guarda grandes tesoros del Renacimiento.
Cualquier visita que se realice a Florencia no estará completa si no incluye el Puente Viejo. Construido sobre el río Arno en 1365, su imagen es una de las fotos de postal de Florencia.
En la Edad Media, en los laterales del puente se alojaron los puestos de carniceros y pescaderos, con la consecuente degradación y malos olores de la ribera del Arno. El duque Fernando I dictaminó su expulsión y la sustitución por talleres de orfebres y joyeros, tradición que todavía perdura.
Puente Viejo |
Puente Viejo |
Me gustó mucho el albergue Villa Camerata, una casa colorida situada en una colina apartada, rodeada de árboles, que ofrecía un desayuno aceptable y contaba con una terraza en mitad de un jardín, ideal para entablar relaciones con gente viajera.
A la mañana siguiente, antes de partir en tren hacia Siena, quise visitar la Galería de los Oficios, un palacio y museo de Florencia que posee una de las más antiguas y famosas colecciones de arte del mundo. Se la considera una de las atracciones turísticas más visitadas de Florencia.
El interior del museo no deja a nadie indiferente: cuadros, bocetos y estatuas de Miguel Ángel, de Leonardo da Vinci..., cuadros de Giotto, piezas de arqueología procedentes de Roma, Grecia; fantásticas vistas panorámicas del Puente Viejo desde los ventanales de los pasillos...