El hotel Galileo resulta ideal por su proximidad a la florentina estación de Santa María Novella. En una máquina del "biglietto veloce" adquirimos los billetes a Siena y a las 9,10 partimos de Florencia en un largo tren regional.
El río Arno nos acompañó los primeros kilómetros de la ruta, hasta Émpoli, y a partir de esa población penetramos en el valle de Elsa. Desde el tren pudimos contemplar interesantes poblaciones encaramadas en lo alto de colinas, como Colle di Val d'Elsa.
Minutos más tarde nos detuvimos al pie de otra colina. En la parte alta brillaba con luz propia Monteriggioni, núcleo medieval construido en 1203 que está rodeado de altas murallas y que cuenta con catorce torres fortificadas.
La estación de tren queda un pelín retirada del centro de Siena, aunque la distancia se puede cubrir perfectamente a pie. Además, por el camino siempre os podéis topar con rincones exclusivos, como el de la plaza Salimbeni, a cuyo alrededor se alza el Palacio Tantucci (1548), el Palacio Spannocchi (1470) y el Palacio Salimbeni, del siglo XIV.
Alcanzar la plaza del Campo es el principal objetivo de todo viajero que llega a la ciudad. Una de las principales calles comerciales que conducen a esta esta plaza desde la estación es la Vía Galluzza.
![]() Vía Galluzza |
![]() Acceso a la plaza del Campo |
Las calles principales, como Galluzza, confluyen en la sublime plaza del Campo, con forma de óvalo, que acoge bellos edificios medievales.
La visita a Siena no deja a nadie indiferente, ni siquiera a mí, pues era la segunda vez que me quedaba embelesado y abrumado al contemplar la belleza que desprende esta vieja plaza.
Preside la plaza del Campo el Pallazzo Pubblico, Ayuntamiento gótico que se terminó en 1342, y que destaca por los 102 metros de altura de su campanario o Torre Mangia, la segunda torre medieval más alta de Italia.
![]() Pallazzo Pubblico |
![]() Pallazzo Pubblico |
El Campo de Siena, la plaza más bonita de Italia, ocupa el lugar del viejo Foro romano. Adoptó su forma actual en 1293, convirtiéndose años más tarde en el corazón de las 17 contrade de la ciudad, una serie de barrios cuyas viejas rivalidades se representan dos veces al año en el Palio, la mayor fiesta medieval de la Toscana. Por eso, al recorrer las calles se pueden ver los símbolos de animales de los barrios en forma de banderas, placas y relieves.
En un rincón de la plaza podréis ver la monumental Fuente Gaia, inaugurada en 1346. El apodo de "Gaia" se deriva de la alegría espontánea que provoca el agua que brota en la plaza pública. La fuente está decorada con una serie de relieves escultóricos encargados a Jacopo della Quercia en 1409 y terminados diez años después, en 1419.
Otro monumento importante de Siena que no debéis perderos, es la Catedral o Duomo (1136-1382), una de las más grandes de Italia, que mezcla escultura, pintura y arquitectura románico-gótica de influencia pisana.
La Catedral es uno de los mejores ejemplos del gótico italiano, destacando por la belleza de su piedra blanca, así como sus techos y columnas interiores. La torre rivaliza en belleza con la Torre Mangia del Ayuntamiento.
Hubo planes para hacer más grande la iglesia, que fueron iniciados en 1339. Se pretendía triplicar prácticamente el espacio catedralicio, convirtiendo lo ya edificado en el crucero del nuevo templo. Sin embargo, las obras fueron abandonadas tras los estragos de la Peste Negra en 1348. En el exterior del templo se aprecia la estructura general de esta ampliación fallida.
![]() Exterior de la Catedral |
![]() Ampliación fallida de la Catedral |
Vale la pena acceder al interior de la Catedral para admirar verdaderas obras maestras de Nicola Pisano, Donatello y Miguel Ángel, además de un elegante pavimento incrustado y un magnífico repertorio de frescos de Pinturicchio, ahí es na.
El Museo de la Opera Metropolitana del Duomo, situado en los espacios que se terminaron de la ampliación de la Catedral, reúne otras importantes obras artísticas. Entre ellas, la soberbia Maestà, obra maestra de la Escuela sienesa, pintada por Duccio Dibuoninsegna.
Otro espacio de gran interés unido al templo catedralicio es la Biblioteca Piccolomini, construida por el papa Pío III para conservar los fondos bibliográficos y documentales de su pariente, el papa Pío II, y decorada con destacadas pinturas de Pinturicchio, Amico Aspertini y el joven Rafael Sanzio, entre otros.
![]() Biblioteca Piccolomini |
![]() Biblioteca Piccolomini |
De la plaza del Campo parten numerosas callejuelas que nos conducirán a múltiples recovecos y lugares ocultos. Toda la zona es muy animada y está llena de comercios, algunos más turísticos, otros más auténticos y artesanos. Además de numerosos cafés, restaurantes y hoteles.