Siete kilómetros separan el aparcamiento de la Palanca de la Molina (donde dejamos el coche) del Planell de Aigüestortes. Se pueden cubrir a pie, por la senda GR-11 o a bordo de alguno de los taxis que realizan el servicio entre Boí y el Parque Nacional. Nosotros optamos por subir motorizados.
El Aparcamiento del Planell de Aigüestortes es el inicio de interesantes sendas que se ramifican por el Parque Nacional. El empleado de la Casa del Parque os podrá informar sobre algunas de ellas.
Nosotros elegimos el tramo del GR-11 que discurre por el fondo del valle de Sant Nicolau, junto al río homónimo, y nos propusimos alcanzar el estany o lago Llong, situado a 2.000 metros de altitud.
Los carteles interpretativos indican que se puede alcanzar el lago Llong en 1h, 30min. Pero el empleado del parque recalcó que si íbamos con niños, como fue el caso, el tiempo podía ser superior.
Si el día se presenta soleado y caluroso, como fue el caso, esta excursión por el fondo del valle agradará a grandes y pequeños. De hecho, los primeros metros de la ruta la realizamos en compañía de un numeroso grupo de septuagenarios.
Cuando se realizan este tipo de travesías por la alta montaña siempre se recomienda llevar botellas de agua con tapón de rosca. Si el elemento líquido se acaba siempre lo podréis rellenar en el caño de alguna fuente.
El ascenso en la parte inicial de la ruta es muy suave, aunque de vez en cuando, aparecen repechos durillos. Uno de ellos lo encontraréis una vez superéis el Planell Gran, una extensa pradera salpicada de vacas.
En el Planell Gran realizamos el ascenso casi en solitario, bueno, acompañados de esporádicos montañeros y de vacas, muchas vacas que pastaban en los prados y que se movían libremente por el carril.
Durante el ascenso por el carril deberéis sortear numerosos torrentes y riachuelos por medio de pasarelas y pequeños puentes de madera. En septiembre, tras el seco periodo estival, no os mojaréis mucho.
Una de las praderas más hermosas del valle de Sant Nicolau, conocida como Prados de Aiguadassí, apareció en la parte media del ascenso. Accedimos a ella por medio de pasarelas de madera que salvaban los distintos cauces que formaba del río Sant Nicolau.
La entrada a la pradera de Aiguadassí, a la sombra de los árboles y rodeados de varios brazos del río, resultó ideal para tomar el tan anhelado almuerzo bocadillero del día.
A partir de Aiguadassí, en la parte final de la ruta, comienza la parte más durilla del ascenso. Este tramo empinado se realiza por la margen izquierda del río Sant Nicolau, el cual cruzaremos por un nuevo puente de madera.
En la parte intermedia de este tramo empinado, junto a un claro del río Sant Nicolau, se encuentra el refugio del Estany Llong. Abierto la mayor parte del año, el albergue dispone de camas y de un sencillo bar donde poder adquirir comida o tomar algún refrigerio.
El refugio constituye el final del carril apto para vehículos (hablamos de los todoterreno pertenecientes al Parque Nacional y a los propietarios del refugio). Los siguientes metros del ascenso se realizan por una pedregosa senda, no apta para cabras en algunos tramos.
Y al fin, tras acometer el duro ascenso por este tramo pedregoso, avistamos el lago o estany Llong, un vasto remanso de agua situado a dos mil metros de altitud, entre montañas que superan los 2.700 metros.
La senda rodea el lago por la orilla sur, a la sombra de abetos y pinos, entre numerosos afloramientos de agua que dificultan el paso. Nuestro objetivo es alcanzar la extensa pradera que se abre más allá del bosque, la patria chica de decenas de vacas.
El lago Llong supuso el final de la travesía. Habíamos subido unos 200 metros en algo más de dos horas y la mejor forma de relajarnos fue refrescando nuestros maltrechos pies en las frías aguas del lago.