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![]() Taüll y valle de Sant Martí |
La entrada principal a la comarca es por la N-230 (valle de Barrabés). En nuestro caso, lo hacemos por el norte, atravesando las entrañas del Pirineo por el túnel de Viella. El descenso es espectacular, la carretera serpentea junto al río Noguera Ribagorzana por territorio aragonés, encajada entre moles que rozan los tres mil metros de altitud.
Pasado Vilaller tomamos un desvío a la izquierda y penetramos en el valle de Boí. Ahora ascendemos junto al cauce del Noguera de Tor, río que nace en el Parque Nacional de Aigüestortes y que vertebra la comarca de norte a sur. Desde la carretera avistamos pequeños pueblos, como Erill la Vall, presididos por las altas torres de sus iglesias románicas, el gran patrimonio cultural del valle de Boí, aunque sólo nos detenemos en Boí, la villa que da nombre al valle.
Una pequeña carretera local, que finailza en la estación de esquí Boí-Taüll, serpentea junto al río Sant Martí. Y en otoño, el bosque presenta su mejor gama de colores.
Unos metros más arriba llegamos a Taüll, el pueblo que se ha hecho famososo gracias a sus dos magníficas iglesias románicas: Santa María de Taüll y Sant Climent de Taüll.
Visitamos Sant Climent de Taüll, templo consagrado el 10 de diciembre de 1123. Su interior guarda un tesoro románico de valor incalculable, por eso está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
A continuación nos desplazamos a pie hasta Santa María de Taüll, la segunda iglesia románica con que cuenta este pequeño municipio. Consagrada el 11 de diciembre de 1123, el templo se encuentra en el centro de Taüll. A diferencia de Sant Climent, la mayor parte de las pinturas murales ronánicas fueron arrancadas y trasladadas a Barcelona. En su interior veréis algunas reproducciones.
Finalizada la visita cultural, deshicimos el camino hasta Boí y continuamos valle arriba para emprender una corta excursión a pie por la Ribera de Sant Nicolau, en el límite del Parque Nacional de Aigüestortes. Estacionamos el coche en la confluencia de los ríos Noguera de Tor y San Nicolau (Palanca de la Molina) y a partir de aquí tomamos la senda del valle de Sant Nicolau.
El camino, de baja dificultad, sigue el curso bajo del río Sant Nicolau, entre un frondoso bosque de abetos y hayas, en un paraje de increíble belleza. En poco más de una hora, a 1.600 m de altitud, alcanzamos la ermita de Sant Nicolau. Poco después apareció el estany de Llebreta, punto final de la excursión.