Lago Juclar |
La estrecha carretera CS-270 recorre el Valle de Incles desde el puente de Incles, en la carretera de Francia (CG-2), hasta el puente de La Baladosa. Estamos a mediados de primavera y los prados rebosan de un verde intenso, si bien las altas cumbres exhiben un buen manto de nieve.
El río Incles serpentea por el fondo de uno de los valles más hermosos y pintorescos de Andorra, antaño muy utilizado para acceder a la población francesa de Foix. Actualmente se han instalado algunas bordas que no rompen la harmonía del entorno.
Para acceder a los lagos de Juclar o realizar otras excursiones por la zona, debéis estacionar el vehículo en el aparcamiento de La Baladosa, situado a 1.830 metros de altitud, al final de la carretera CS-270.
La senda de los lagos Juclar discurre junto al río Juclar, entre altos pinares que ponen el toque exótico a la ruta. El primer tramo de la ascensión no reviste ninguna dificultad. A mano derecha veremos el desvío a los lagos de Siscaró, que no tomaremos.
Unos metros más arriba, tras dejar atrás el desvío de Siscaró, alcanzaremos el merendero de la Font de Travenc, una zona de pícnic que cuenta con mesas de piedra y una fuente de agua.
Y a partir del merendero, al otro lado del puente de piedra, la cosa comienza a complicarse. Iniciamos el tramo más duro de la subida, superando un escalón rocoso por el que se descuelgan pequeñas cascadas.
Hacia la mitad del complicado escalón cruzaréis el río Juclar por estrechos puentes de madera sin barandilla, en los que conviene mantener el equilibrio.
En la parte intermedia de la ruta aparece la nieve, que dificulta groso modo nuestro avance por una empinada ladera.
Los continuos resbalones y la ausencia de crampones en las botas son motivos suficientes para que estemos a punto de tirar la toalla. Sin embargo, decidimos proseguir con el ascenso, abordando la dura rampa nevada.
Superado este último escollo, situados ya en la parte alta de la senda, proseguimos por un tramo repleto de nieve, que si bien no tiene mucha pendiente, nos dificulta cada paso que damos.
Y al final de este corto tramo, conseguimos alcanzar nuestro objetivo: el primero de los dos lagos Juclar, el inferior, considerado como el más grande de Andorra.
Estamos a 2.300 metros de altitud, rodeados de un manto de nieve que parece no tener fin. Y en un último esfuerzo nos aupamos hasta el refugio de Juclar, emplazado a 2.315 metros de altitud.