La entrada principal al parque se realiza por el Puente de los Cantautores, nombre que está estrechamente relacionado con el cantautor José Antonio Labordeta.
Una vez franqueado el paseo de los Cantautores accederemos al paseo de San Sebastián, una larga avenida jalonada de jardines, albercas y fuentes, que está inspirada en el Palacio de Versalles.
A pocos metros del paseo de San Sebastián, en la plaza de la Princesa, se encuetra la fuente de Neptuno o de la Princesa, inaugurada en 1833. Está inspirada en la fuente de Neptuno de Madrid y fue la primera fuente monumental de agua potable que tuvo Zaragoza.
El paseo de San Sebastián concluye en las cascadas del Cabezo de Buenavista. El agua que las abastece cae en pequeñas cascadas por la colina, entre las escaleras del Cabezo. Estas escaleras os auparán a la parte alta del parque.
En la parte superior de las escaleras se halla el Mirador del Cabezo de Buenavista, un privilegiado balcón que brinda unas vistas fabulosas de la parte inferior del parque, con las fuentes destacando en primer término.
En la parte posterior del mirador del Cabezo se alza la estatua de Alfonso I el Batallador. Bajo el reinado de este rey aragonés, los cristianos conquistaron Zaragoza a los musulmanes en 1118.
Si recorréis el parque Labordeta una mañana, en un día soleado como el que tuvimos, todo os parecerá maravilloso. En la parte superior del parque caminaréis entre un bosquete de pinos, ideal para alejarse del ajetreo que reinaba en la parte inferior (había carreras pedestres).
Caminando por la calle José Bueno dimos casualmente con el Mirador del Parque Grande, un lugar tranquilo desde el que se tiene una visión general del parque Labordeta.
En la parte inferior del parque conviene caminar por la avenida de los Bearneses, llamada así en honor a los numerosos comerciantes originarios de Bearn (Francia) instalados en la capital aragonesa desde la Edad Media. Aquí veréis la acequia de las Abdulas, que discurre paralelamente a la avenida.
Al inicio de la avenida de los Bearneses se alza el monumento erigido en memoria de la Exposición Hispano Francesa, que se celebró en Zaragoza en 1908.
Caminando por los jardines nos topamos con el Monumento a Miguel Fleta, una escultura inspirada en la interpretación de Don José, de la obra Carmen, que realizó el tenor Miguel Fleta. La figura es de tamaño real y descansa sobre un pedestal de granito.
Un imprescindible del parque consiste en pasear tranquilamente por la Rosaleda, un magnífico jardín que, según la época del año, lo veréis colmado de rosas.
En la Rosaleda se encuentra el Monumento a Rubén Dario, ilustre poeta nicaragüense. Se trata de un gran bloque de piedra de Ulldecona sobre el cual descansa una figura en bronce, de unos dos metros de alto, que representa a un niño cogiendo con sus manos una estrella.