Alcanzamos la plaza del Pilar a través de la peatonal calle Alfonso I. Emulando al Tesoro de Petra cuando sales del desfiladero del Sik, esta calle nos condujo hasta la fachada principal de la basílica del Pilar.
La basílica fue construida en 1730 en el lugar que ocupó una iglesia gótico-mudéjar y, anterior a ella, una iglesia románica del siglo XIII. Es un caso que se repite en España: un templo más grande se construye en el lugar que ocupa uno más pequeño.
Si llegáis a la plaza del Pilar por la tarde, por ejemplo un viernes, aprovechad para visitar la basílica del Pilar sin apenas público.
En el interior de la basílica todos buscan la pequeña figura de la virgen, pero a mí me sorprendió más descubrir dos de las tres bombas arrojadas contra el templo el 3 de agosto de 1936, en el transcurso de la Guerra Civil, y que sorprendentemente, o milagrosamente, no estallaron.
Al oeste de la plaza del Pilar, los restos de la muralla occidental comunican con la fuente de la Hispanidad, y frente a ella podéis ver la iglesia San Juan de los Panetes, barroca del siglo XVII, con su característico campanario inclinado.
Si no lo digo, reviento. La fábula que nos han vendido durante años los siervos del latín de este país, nos habla de un pueblo invasor, el romano, que un buen dia se presentó en Zaragoza, a orillas del Ebro. A los mandamases les debió hacer mucha gracia cómo sonaba en protovasco o íbero, Zaragoza: "saragosa" (su parte inicial se asemeja a César, "Sésar"). Y como hicieron con tantos nombres a lo largo y ancho de la Península, decidieron renombrar este asentamiento en honor al emperador César Augusto. Esta es la realidad, lo demás son cuentos chinos, o romanos en este caso.
Lo que sí hicieron los romanos al poco de instalarse en Zaragoza hace más de dos mil años fue levantar una sólida muralla que protegiera el recién fundado asentamiento. El muro en cuestión se construyó en el siglo III d.C.
Cinco sitios arqueológicos de origen romano se pueden visitar en Zaragoza: Murallas, Foro, Teatro, Baños y Puerto fluvial. Las murallas, además del Teatro, son los únicos yacimientos que se pueden ver sin necesidad de abonar entrada. (Si queréis acceder al interior del Teatro sí deberéis pagar).
En la avenida César Augusto se halla el monumento erigido en honor a este prohombre romano, al que erróneamente se le atribuye la voz Zaragoza (en su honor sí que levantaron la ciudad romana). En el centro de la avenida podréis ver el mercado Central, construido en 1903 y declarado Monumento Nacional desde 1978.
De vuelta a la plaza del Pilar, entre la basílica y la Lonja, podréis ver el Ayuntamiento de Zaragoza, comenzado a construir en 1946 y terminado en 1965. Su fachada imita el Renacimiento aragonés y su techumbre el estilo mudéjar.
Otra construcción que destaca en la plaza del Pilar es la Lonja. La antigua Casa de los Mercaderes está situada junto al Ayuntamiento, y es sin duda el edificio civil más importante del Renacimiento en todo Aragón. Fue construido entre 1541 y 1551.
En la parte oriental de la plaza del Pilar, frente a la Lonja, se encuentra el Monumento de Francisco de Goya, un conjunto escultórico donde, además de la imagen del pintor, se pueden ver cuatro figuras de bronce que representan las majas y los majos.
En la plaza de la Seo, anexa a la plaza del Pilar, se alza la espléndida catedral del Salvador, un templo que ha sido objeto de muchas reformas y ampliaciones hasta 1704, año en que se colocó el chapitel barroco rematando la torre. La Catedral se erigió sobre el espacio que antaño ocupó el Foro romano y, siglos más tarde, la mezquita musulmana y una pequeña iglesia románica
La Seo, nombre con el que se conoce popularmente a la catedral del Salvador, ostenta un valioso legado arquitectónico de varios estilos, superpuestos a lo largo de la historia. Aun así, el templo es la obra capital del gótico zaragozano. Fue iniciado en el siglo XII, en estilo románico.