Tras nuestro paso por Oviedo esa mañana, a media tarde nos desplazamos a Gijón. Estacionamos de forma gratuita en las afueras e iniciamos la visita al centro histórico por el paseo de Begoña, un pequeño espacio verde rodeado de mucho cemento.
De las muchas opciones que tienes de adentrarte en el centro histórico, nosotros elegimos la más glamurosa: caminar por el paseo del Muro, en la playa de San Lorenzo.
San Lorenzo es una de las playas urbanas más emblemáticas de España, con 1,5 km de arena fina y forma de concha. Pasear por el Muro es disfrutar de la frescura marina mientras contemplas esculturas como la Escalerona y calas adyacentes como Rinconín o Peñarrubia.
Al final de la playa de San Lorenzo se alza la iglesia de San Pedro, construida entre 1945 y 1955, y que ocupa el lugar del templo del siglo XV que funcionó como iglesia parroquial de la ciudad hasta finales del siglo XIX.
Antes de sumergirnos en el barrio pesquero de Cimadevilla, decidimos pasear por el cerro de Santa Catalina, conocido popularmente como "La Atalaya". Se trata de un promontorio rocoso convertido en un espacio público lleno de vida y cultura.
El cerro es un lugar cargado de historia —en el pasado albergó baterías militares y una capilla medieval—. Junto a las baterías se halla el Elogio del Horizonte, la escultura de Chillida de 1990, símbolo de la ciudad.
Situado a los pies del cerro de Santa Catalina se encuentra Cimadevilla, antiguo barrio marinero lleno de calles empedradas, sidrerías y ambiente auténtico.
En la plaza del Marqués, frente al puerto deportivo, se alza el Palacio de Revillagigedo, construido en el siglo XVIII a partir de una torre medieval. En 1991, junto con la anexa Colegiata de San Juan Bautista, se conviertió en Centro Internacional de Arte.
Si os movéis en vehículo por Asturias oriental y os veis obligados a transitar entre la costa y el interior, os aconsejo que toméis la carretera AS-260 hasta un privilegiado enclave conocido como Mirador del Fito, o del Fitu en Asturiano, localizado en Caravia.
Situado a unos 1.100 metros de altitud, el mirador es un popular punto turístico de Asturias. Destaca por el verde de sus prados y por sus impresionantes vistas, de 360 grados, de la costa y la montaña.
En determinadas épocas del año, el mirador suele estar atiborrado de gente. No fue el caso esa tarde de agosto. Estuvimos solos haciendo fotos y disfrutando del bello paisaje asturiano.