Podemos afirmar que los Picos de Europa son los máximos responsables de la consideración de Asturias como paraíso natural. Separados tan sólo 20 kilómetros de la costa, son uno de los enclaves más espectaculares del Principado.
En agosto, el acceso a los lagos de Covadonga se realiza mediante un servicio de autobuses, y en el interior de uno de ellos accedimos nosotros al aparcamiento de Buferrera, situado a 990 metros de altitud.
Desde el aparcamiento, tras acometer una ligera subida, nos acercamos al Centro de Visitantes, ubicado a más de mil metros de altitud. En el interior del edificio nos informamos sobre la ruta a realizar por el Parque Nacional.
En el Centro de Visitantes nos informaron sobre a ruta de las Minas de la Buferrera, la más fácil y corta que podíamos realizar esa mañana (3,1 km) antes de regresar en autobús a Covadonga.
Antes de acometer la senda de las Minas, decidimos aproximarnos al cercano Mirador del Príncipe, una magnífica atalaya desde la que poder contemplar la vega de Comeya.
Las vistas del pequeño valle que hay más abajo son impresionantes. Puede apreciarse el verdor y el ganado pastando a lo lejos, en una estampa que transmite tranquilidad.
Según nos dijeron en la oficina de turismo, la ruta de las Minas se podía realizar en algo menos de una hora. No revestía dificultad, y menos en un día soleado y caluroso como el que disfrutábamos.
Caminábamos hacia las minas, a más de mil metros de altitud, contemplando esa imagen idílica del Parque Nacional, con sus picos escarpados dominando el horizonte, con sus miradores al vacío y sus vacas pastando en los verdes prados.
A los diez minutos de caminata veremos los raíles que conducen a las minas de Buferrera, que llevan décadas cerradas. La actividad de las minas data de finales del siglo XIX.
No me esperaba esto. La senda atraviesa la montaña por un estrecho túnel de unos 20 metros de longitud. Es un paseo ideal para realizar con niños. Y es que después de su cierre, la mina se rehabilitó como zona turística.
A la salida del túnel iremos a parar a una cantera abandonada. La actividad en la mina se mantuvo hasta 1979 y en su época de mayor esplendor contó con hasta 500 trabajadores.
Cabe decir que aquellos que tengan claustrofobia y no quieran pasar por el túnel, pueden tomar la senda alternativa que bordea la mina. Irán a parar a la cantera.
En adelante, el paisaje que se abrirá ante vuestros ojos os dejará asombrados, por decir algo fino. Acometeremos la Vega de Tiese, una alfombra verde salpicada de vacas.
En la vega de Tiese, situado a a 1.108 metros de altitud, se localiza el pequeño lago de La Ercina, de origen glaciar. Tiene una supericie de 8 hectáreas gracias a un dique construido en los años 70 que duplicó su tamaño natural.
El paisaje que rodea a este lago es formidable. Verdes prados lo rodean y al fondo aparece uno de los farallones rocosos que caracteriza este sector del Parque Nacional, donde sobresale la Peña Santa de Enol (2.478 metros).
Estábamos en pleno agosto, disfrutando de un día soleado y caluroso; sin embargo, la cordillera cantábrica todavía acogía varios neveros en su cara norte.
La ruta continúa subiendo hasta el Mirador de Entrelagos, a 1.140 metros de altitud. Es el punto más alto de esta senda, y es perfecto para contemplar el lagro Ercina y las crestas más altas de este sector de los Picos de Europa.
Si nos encaminamos unos metros al lado opuesto del mirador podremos admirar el lago Enol, situado a 1.060 metros de altitud. Eso significa que para llegar hasta él deberemos acometer un descenso de 80 metros.
El lago Enol es el lago más grande y emblemático de los Lagos de Covadonga. Mide unos 750 metros de largo, 400 metros de ancho y alcanza una profundidad máxima cercana a los 24–25 metros. Su origen está formado por un frente glaciar retenido por una morrena natural.
Bordeando el lago Enol se llega a la vega del mismo nombre, donde se encuentra el refugio o Casa de Pastores. Desde aquí, una pista da acceso al Mirador del Rey y al aparcamiento de Pandecarmen (Ver pan). Pero nosotros preferimos quedarnos en el entorno del lago Enol, prestando atención a las muchas vacas que pastaban alegremente, ajenas a nuestra intromisión.
Desde el lago Enol, tras cubrir unos 250 metros, regresamos al punto de partida, en el aparcamiento de Buferrera, dando así por concluida esta interesante ruta. Por cierto, las vistas del Real Sitio de Covadonga desde el aparcamiento no os dejarán indiferentes.