Sabedores de que en agosto el aparcamiento de Poncebos se llena, nos metimos un buen madrugón para poder estacionar el vehículo junto a los hoteles de Poncebos, el punto más próximo a la ruta donde se puede aparcar.
En su mayor parte, la senda discurre por el margen izquierdo del río Cares, no tiene pérdida. El primer tramo se realiza por asfalto y más adelante, después de atravesar un túnel a la altura del Puente de La Jaya, acometeréis el tramo de tierra.
![]() Río Cares al fondo |
![]() Desvío al Puente de La Jaya |
El Puente de La Jaya es el camino natural a Bulnes, el pueblo al que sólo se puede acceder a pie o en funicular. Desde la senda del Cares podréis ver esta vía natural abierta por el río Tejo.
Los primeros metros de la Ruta del Cares son los más empinados, los que requieren un mayor esfuerzo. Pasaremos por varios tramos rocosos a bastante altura, y dejaremos de ver el río, que desaparece por la Garganta Divina.
Me llamó la atención que, pese a caminar en procesión tras la estela que dejaban otros senderistas, pudiéramos contemplar a las cabras autóctonas pastando tan relativamente cerca de nosotros. Ni se inmutaban.
La senda mantiene una pendiente que nos obligará a realizar pequeñas paradas para descansar. Es el momento adecuado para tomar fotos de este fantástico paisaje.
El primer repecho fuerte de la senda concluye en Los Collaos, un puertito de montaña situado a unos 500 metros de altitud y a uno 2 km de los hoteles de Poncebos.
En Los Collaos habíamos completado una hora de trayecto. Ahora, durante unos 750 metros, acometimos un fuerte descenso por un tramo de arena suelta.
![]() Descenso por Los Collaos |
![]() Los Collaos al fondo |
Antes de llegar a la provincia de León, la senda se abre camino por la roca, colgada de paredes verticales, donde el río apenas se intuye en el abismo. Algunos tramos del sendero no están indicados para aquellos que sufren de vértigo.
![]() Otra pared vertical |
![]() Una oquedad en la roca |
Avanzamos por más paredes verticales, en uno de los tramos más peligrosos de la ruta. Poco a poco, la senda vira hacia el sur y asciende de forma suave, siempre con el abismo a nuestra izquierda.
Pasaremos también por una sucesión de tramos excavados en la roca, quiza de los más fotogénicos de la ruta; y a partir de un punto un canal de agua nos acompañará durante muchos metros.
![]() Un tramo excavado en la roca |
![]() Canal de agua |
Estamos llegando a la frontera autonómica, punto en que la senda atraviesa algunos túneles (con sorpresa incluida en uno de ellos). El bichito en cuestión no se movió cuando pasamos a su lado.
La senda alcanza la máxima altura sobre el río poco antes de llegar al primero de los dos puentes metálicos que cruzan el desfiladero en su parte más angosta, el Puente Bolín.
![]() Puente Bolín |
![]() Río Cares. Puente Bolín |
El tramo comprendido entre los dos puentes de hierro, de unos 300 metros de longitud, está trazado por el margen derecho del rio Cares. Conforme caminéis iréis viendo cómo el cauce se aproxima a la senda.
![]() Margen derecho del rio Cares |
![]() Puente de los Rebecos |
Cuando crucéis el segundo puente, conocido como Puente de los Rebecos, volveréis a remontar el río Cares por su margen izquierdo. Este tramo angosto es muy agradecido, pues se halla entre altas paredes verticales.
![]() Rio Cares desde el Puente de los Rebecos |
![]() El Puente de los Rebecos queda atrás |
En la parte final de la ruta atravesaremos una serie de grutas excavadas en la roca, a través de las cuales el camino se convierte en un visto y no visto, como si nos asomáramos a grandes ventanales abiertos en la pared.
![]() Avistamos lo túneles abiertos |
![]() Avanzamos por la gruta |
Este tramo angosto es uno de los más espectaculares de la senda, pone la guinda a esta increíble ruta abierta entre Asturias y León. En adelante, avanzaremos a poca distancia del río Cares y podremos escuchar el murmullo del agua al chocar contra los guijarros.
![]() Túneles abiertos |
![]() Túneles abiertos |
La ruta, tras casi doce kilómetros de dura caminata, finaliza en la presa de Caín de Valdeón, aldea leonesa emplazada junto al río Cares que está unida con el resto de la provincia por una estrecha carretera asfaltada.
Al final del pequeño embalse de Caín, tras cruzar un puentecito, se encuentra el bar y una zona de descanso. El lugar es ideal para comer algo, descansar y refrescar los maltrechos pies antes de iniciar el regreso a Poncebos.
Tras realizar el oportuno descanso en Caín, con almuerzo bocadillero incluido, emprendimos el regreso a Poncebos. En esta ocasión empleamos unas tres horas; no nos entretuvimos tanto tomando fotos. Bueno, hicimos alguna excepción.