A 24 kilómetros de Potes, ascendiendo por el valle del río Deva (Val de Baró), se llega a Fuente De, un enorme circo glaciar de enormes paredes calizas, cuyas cimas superan los 2.200 metros de altitud y culminan en Peña Vieja, el techo de los Picos de Europa, con 2.613 metros.
En Fuente De hay un enorme aparcamiento público (gratuito). En esta extensa pradera verde, origen del nacimiento del río Deva, comienzan las sendas que unen el circo glaciar con la plataforma caliza del Parque Nacional.
Sobrecogía echar la mirada hacia las colosales paredes que cierran la pradera, con algunos escarpes cubiertos de nieve. Era la antesala de lo que nos aguardaba unos metros más arriba.
El teleférico une Fuente De con la plataforma caliza de los Picos de Europa, conocida popularmente como Balcón o Mirador del Cable. Recorre 1.202 metros y asciende desde los 1.094 metros hasta los 1.847 metros de altitud.
El teleférico fue construido en 1966 por el ingeniero José Antonio Odriozola. Gracias a él, se evitan las tres horas que se tardaba en llegar a la plataforma caliza desde la población de Espinama.
Tardamos más de una hora y media horas en montar en el teleférico, pero la espera valió la pena. El viaje en esa diminuta cabina colmó nuestras pretensiones. Las vistas del valle y Fuente De me dejaron abrumado.
En tres minutos de suave ascenso, tras salvar un desnivel de unos 645 metros, alcanzamos la estación superior o Balcón del Cable.
![]() Fuente De desde el teleférico |
![]() Estación Balcón del Cable |
Intuía que en la plataforma caliza de los Picos de Europa habría nieve, pero no esperaba que hubiera tanta. El corto recorrido que hicimos desde la estación del funicular (Balcón del Cable) hasta el Mirador del Cable no estuvo exento de resbalones en el hielo.
Asomarse al Mirador del Cable, en lo más alto del circo glaciar, y contemplar la caída al vacío, con Fuente De a nuestros pies arropado por las altas cimas nevadas del Parque Nacional, fue sensacional, de lo mejor que he visto en Cantabria.
Situado a unos 3,5 kilómetros del Balcón del Cable, Áliva es un descansillo o vaguada producida por dos glaciares. Hubo explotaciones mineras y para transportar el mineral se trazó una red de pistas, aprovechadas ahora por los excursionistas.
Me hubiera gustado realizar alguna senda por el Parque Nacional Picos de Europa, por ejemplo a Áliva, pero teníamos unos 40 cm de nieve blanda bajo nuestros pies, y no llevábamos la equipación adecuada.
Fue más sensato caminar sobre las pisadas que habían dejado otros visitantes, y aventurarnos unos metros hasta un rincón apartado donde poder disfrutar de nuevas y fantásticas vistas del entorno.
En los Picos de Europa hay una importante presencia de fauna y flora. Las alturas están dominadas por los rebecos, sin olvidar al águila real, y al urogallo. Ahora bien, si como nosotros, os presentáis en el parque en plena Semana Santa, los únicos bichos que veréis caminan a dos patas y acostumbran a hacer mucho ruido.
En la parte baja y media del parque hay hayedos, robledales y bosques mixtos, que acogen una gran diversidad de mamíferos, destacando la presencia del lobo, jabalí, tejón, gato montés y gineta.
Partimos de Fuente De pasadas las tres de la tarde. No habíamos comido nada desde el desayuno y de regreso a Potes nos detuvimos en Espinama, la primera aldea que apareció en la carretera.
Almorzamos en el restaurante Nevandi, ubicado junto a la carretera. Tomamos deliciosos platos, algunos de ellos típicos de Liébana, como el contundente cocido montañés. Esta calórica ingesta nos vino muy bien para calentar el cuerpo tras el atracón de nieve que nos dimos en los Picos de Europa.
La Liébana, como le dicen sus propios habitantes, es la comarca más occidental y montañosa de Cantabria. Está formada por cuatro valles: Bedoya, Valdeprado, Cereceda y Val de Baró. Todos ellos son igualmente hermosos y ofrecen paisajes encantadores envueltos en naturaleza.