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![]() Duomo de Bolonia |
Después de almorzar en Bolonia, marchamos a la estación Central y tomamos uno de los muchos trenes regionales que vertebran Emilia-Romaña de este a oeste. Recordad que si viajáis con niños tenéis un descuento en el billete, y que debéis marcar en las máquinas situadas en el vestíbulo o en el pasillo que precede a los andenes.
Empleamos media hora justa en llegar a la estación de Módena, ubicada al norte de la ciudad. El edificio ferroviario, como el de tantas ciudades italianas, merece que le dediquéis unos minutos de atención.
Quisimos caminar hacia el centro histórico, prescindiendo de autobuses. En el corso Vittorio Emanuele II avistamos la curiosa iglesia de San Giuseppe, un templo monumental construido en 1923.
Quince minutos tardamos en alcanzar la plaza de Roma, quizá la más monumental y grande de Módena. En un extremo se alza la iglesia de San Domenico, de estilo barroco, y que vimos casi de pasada.
Cruzamos la plaza por el centro, admirando la fastuosa y recargada fachada del palacio Ducal, uno de los más importantes edificios principescos del siglo XVI. Fue construido en 1634 sobre un antiguo castillo, y el interior destaca por su patio jalonado de columnas. En el centro de la plaza, frente a la fachada principal del palacio Ducal, veréis el Monumento a Ciro Menotti, quien fue ejecutado por rebelarse contra el duque de Módena.
De la plaza de Roma parte la comercial Via Farini. A través de ella fuimos a parar a la Via Emilia, la principal avenida que recorre el centro histórico de Módena, y que nos catapultó hasta la plaza Grande.
La plaza Grande es realmente grande y bella. Fue construida hacia el siglo XII y a su alrededor se encuentran importantes edificios como el Ayuntamiento, la catedral o el campanario. En ella destacan los soportales con sus numerosos cafés. Se trata del corazón neurálgico de la ciudad, por lo que recomiendo que la visitéis con calma.
La plaza Grande es, conjuntamente con la catedral y su campanario (la Ghirlandina), Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Por eso me sorprendió que la entrada al Duomo fuera gratuita.
![]() Catedral y Ghirlandina |
![]() Entrada a la Catedral |
El interior de este soberbio edificio románico, comenzado a construir en 1099, consta de tres naves y de un púlpito al que se puede acceder por unas escaleras de madera. Se trata de una catedral muy hermosa.
![]() Interior de la Catedral |
![]() Interior de la Catedral |
La Torre Cívica, también llamada Torre Ghirlandina, es la torre campanario de la catedral de Módena. Tiene una altura de 89,32 metros y es el símbolo típico de Módena, visible desde cualquier dirección desde las afueras de la ciudad. Se accede a ella por Via Lanfranco, una estrecha callejuela que cuenta con tres bóvedas (unen el campanario con la catedral).
![]() Torre Ghirlandina |
![]() Via Lanfranco |
"Quiero subir", insistió mi hija. Y para allá que nos fuimos. Abonamos la entrada (3€ yo y 2€ ella), accedimos al interior de la torre e iniciamos el ascenso por las empinadas escaleras de piedra.
![]() Escaleras de la torre Ghirlandina |
![]() Escaleras de la torre Ghirlandina |
Durante el ascenso vimos la Sala del Cubo Secuestrado, que en el siglo XIV guardó los bienes preciosos de la Catedral, y que debe su nombre a un cubo de madera y hierro que los modeneses robaron en una batalla del año 1325.
![]() Tramo inferior de la Torre |
![]() Sala del Cubo Secuestrado |
Durante la subida, pasamos por la Sala de los Instrumentos Científicos, y poco después alcanzamos la Sala de los Torresani (quinta planta), que supuso el final del ascenso. La sala, acabada en 1184, estuvo habitada por los Torresani, guardias al servicio del municipio, cuya presencia está documentada a partir de 1306 y hasta el siglo XIX.
El campanario de la torre se encuentra en una planta superior, pero no se puede subir. Así pues, la Sala de los Torresani es el mirador más alto desde el que poder contemplar la ciudad. En los cuatro costados de la torre hay ventanas que os garantizarán unas vistas alucinantes de Módena.
Tomamos unos refrescos en la terraza del bar L'Archivio, en el corso Duomo, que a media tarde estaba muy concurrido y animado.
Ya lo habíamos visto en Bolonia; y esa tarde, a la hora en que realizábamos una corta visita a la iglesia Madonna del Voto (no os perdáis los cuadros que decoran la nave central), volvimos a ser testigos de la marabunta que invadió las calles de Módena. No cabía un alfiler en la peatonal via Emilia.
![]() Iglesia del Voto desde el Corso Duomo |
![]() Iglesia del Voto |
Los lugareños paseaban en masa por la ciudad y colmaban las terrazas de los bares en busca de su aperitivo; sí, el mismo aperitivo que en España tomamos a mediodía. Las heladerías de la plaza Mazzini, un apacible rectángulo donde se localiza la sinagoga de Módena, también estaban atestadas. Nos sumamos a esa corriente y degustamos unos exquisitos cucuruchos. Y es que un viaje a Italia no se entiende sin la ingesta de sus deliciosos helados. Da igual la época del año en que vayáis o el tiempo que haga.
A última hora de la tarde nos presentamos en la estación de Módena. Un nuevo tren Regional (el de la segunda foto) nos trasladó a la estación Central de Bolonia en media hora, empleando la ley del mínimo esfuerzo. Y es que el tren es la mejor manera de moverse por Emilia-Romaña.