Anfiteatro Arena |
Esa tarde me quedé solo en Florencia, tras la marcha de mi colega Isidoro a Barcelona. En adelante me las tendría que apañar solo, y el primer destino que elegí fue Verona, la segunda ciudad más visitada del Véneto tras Venecia.
No quise pagar suplemento en trenes Intercities, así que tomé un tren Regional y partí de Florencia hacia Verona por una vía secundaria que me condujo a Prato y Pistoia. El tren cruzó los Apeninos por una retorcida vía, entre altas montañas cubiertas de un espeso bosque, atravesando decenas de túneles. Llegamos a Porretta, ciudad de Emilia-Romaña situada a orillas del río Reno. Un nuevo tren me condujo a Bolonia, a tiempo de enlazar con el último tren de la jornada, que debía conducirme a Verona.
Llegué de noche a Verona Porta Nuova. Junto a cuatro viajeras españolas, tomé un bus al centro histórico y me alojé en el albergue de Santa Chiara. A primera hora de la mañana, siguiendo las recomendaciones que me dieron en el albergue, me dirigí a la colina que acoge el castillo de San Pedro.
Subí a pie hasta la base del castillo de San Pedro, en la colina. Y aluciné cuando me asomé al mirador y contemplé una maravillosa vista panorámica de Verona, con el río Adige y el Puente de Piedra a mis pies.
Al Mirador del Castillo también se puede subir en teleférico, aunque si lo hacéis a pie, dependiendo del ritmo, no os llevará mas de quince minutos. Y, además, a los pies de la colina podréis ver el Teatro romano.
A continuación abordé el apretado centro histórico de Verona. En la elegante plaza de los Señores vi a dos de las chicas con las que coincidí la noche anterior a mi llegada a Verona: Carmen (de Madrid) y Cristina (de Zamora), y su compañía amenizó mi estancia en la ciudad.
A través del Arco della Costa, llamado así por la presencia de una costilla de ballena colgada en el centro, llegamos a la plaza delle Erbe (de las Hierbas), la plaza más antigua de la ciudad, situada en la zona del antiguo Foro romano. También vimos Arche scaligere, un curiso grupo de cinco monumentos funerarios levantados por la familia Scaligeri o Della Scala a lo largo del siglo XIV.
Plaza de las Hierbas |
Tumbas de los Scaligeri |
Almorzamos unas porciones de pizza en el mercado de la plaza Erbe y luego nos presentamos en la Casa de Julieta, una de las atracciones más aclamadas de Verona. La casa es un palacio señorial de origen medieval, reconvertido en museo en época moderna.
La tradición popular, mezclando realidad y fantasía, sostiene que esta es la casa donde William Shakespeare sitúa su famosa obra "Romeo y Julieta", siendo el balcón de la fachada el lugar donde se desarrolla una de sus más conocidas escenas. Se dice que si tocas el pecho de la estatua de Julieta encontrarás tu amor. Yo probé suerte.
A media tarde nos acercamos al río Adige para ver el Castelvecchio, una imponente fortaleza militar medieval construida a mediados del siglo XIV, y que en la actualidad alberga el Museo Cívico de Verona.
Antes de partir hacia Milán realicé una interesante visita al Anfiteatro Arena de Verona. El edificio fue construido en el año 30 d.C. en un lugar que entonces estaba fuera de las murallas de la ciudad.
La fachada era originalmente de piedra caliza blanca y rosa de Valpolicella. Después de un terremoto ocurrido en 1117, que casi destruye el anillo externo (con la excepción de la llamada Ala), la Arena fue utilizada como cantera para otros edificios.
El Anfiteatro tiene una capacidad para 30.000 espectadores. En la actualidad, gracias a su privilegiada acústica, acoge conciertos. Dos mil años atrás, los especátculos y juegos que se escenificaban en él eran tan famosos que los espectadores solían venir desde lugares muy distantes.
Una fuerte tormenta se desató sobre Verona justo cuando tomaba el tren hacia la estación Central de Milán. Me libré de milagro. En Milán tomé un tren nocturno cuyo destino era Bruselas, y que efectuaba parada en Luxemburgo, mi siguiente destino. El tren cruzó Suiza de sur a norte; mi Interrail no era válido para el país helvético y cuando pasó el revisor me hizo pagar el correspondiente suplemento (el 50% con Interrail). ¡¡Y menudo atraco!!