Plaza de las Hierbas |
Como ya hiciéramos el día anterior en nuestro desplazamiento a Venecia, esa mañana, tras tomar el desayuno en el hotel Gonzaga, partimos en uno de los primeros trenes que unían Milán con Verona, y en una hora y media alcanzamos nuestro destino.
Desde la estación Porta Nuova de Verona accedimos a pie al centro histórico. Y el primer monumento con el que nos topamos fue precisamente la Porta Nuova, una puerta de piedra del siglo XVI.
La hermosa ciudad de Verona era para mí una vieja conocida. La visité en 2002 cuando realizaba un Interrail por Europa del Este. E inicié la visita donde la terminé aquel año: en la plaza Brà, frente al Anfiteatro Arena.
Cosntruido en el siglo I d.C., bajo el Imperio Romano, el Anfiteatro Arena contaba entonces con cuatro plantas, con una longitud de 152 metros y una anchura de 113 metros. Por desgracia, fue severamente dañado por un terremoto en el siglo XII.
A partir de aquí realizamos un incursión por el centro histórico que nos ocupó todo el día. A pocas manzanas del Afiteatro, junto al río Adige, vimos San Fermo Mayor, una iglesia que en realidad son dos, la superior gótica y renacentista, y la inferior románica, más antigua.
La iglesia de San Fermo se encuentra junto al río Adige. Aprovechad la ocasión para ver este río alpino desde el puente Navi. A la izquierda veréis la colina que acoge el mirador del castillo de San Pedro, al que subiremos más tarde.
De camino a la plaza Erbe por la vía Leoni, pudimos admirar la Porta Leoni, antigua puerta construida por los romanos, con doble fachada y dos torres.
La plaza delle Erbe (de las Hierbas), con su típico mercado de frutas, es la plaza más antigua de la ciudad y está situada en la zona del antiguo Foro romano.
Columna Antigua. Plaza delle Erbe |
Mercado de la plaza delle Erbe |
En la edad romana, la plaza era el centro de la vida política y económica; con el tiempo los edificios romanos fueron sustituidos por edificios medievales, como el Ayuntamiento.
Fuente Madonna Verona. Plaza Erbe |
Torre del Ayuntamiento. Plaza Erbe |
En 2012, la plaza delle Erbe fue considerada como la plaza italiana más recomendada del mundo según una investigación realizada por la Fondazione Marilena Ferrari.
Desde la Plaza delle Erbe, pasando bajo el Arco della Costa, llamado así por la presencia de una costilla de ballena colgada en el centro, llegamos a la plaza de los Señores, un elegante conjunto monumental, completamente rodeado de pórticos y cerrado por arcos, casi como si se tratase de un patio.
La plaza fue el centro de la vida política bajo el dominio de la familia Scaligeri durante los siglos de dominación veneciana, y está poblada de estatuas. La más famosa es la de Dante Alighieri, erigida en memoria de la hospitalidad que Cangrande Della Scala ofreció al gran poeta italiano.
Palacio Ragione. Plaza de los Señores |
Estatua de Dante. Plaza de los Señores |
Arche scaligere es la denominación de un grupo de cinco monumentos funerarios levantados por la familia Scaligeri o Della Scala en el centro de Verona a lo largo del siglo XIV.
Las tumbas se encuentran en un atrio de la iglesia de Santa Maria Antica, separadas de la calle por un muro con reja. Todas menos una tienen forma de templete cubierto con baldaquino.
Otra de las brillantes construcciones de origen romano con que cuenta Verona es el Puente de Piedra; lo encontraréis al final del meandro que describe el río Adige al norte de la villa. Antiguamente fue llamado Pons Marmoreus. Tiene cinco arcadas y la construcción de su primera estructura es probablemente de la época preaugustea. Las dos arcadas intermedias fueron reconstruidas en el siglo VI.
A pocas manzanas del puente se encuentra la Catedral de Verona, románica del año 1187, construida sobre las ruinas de dos iglesias paleocristianas que se derrumbaron en 1117 debido a un terremoto.
A la altura del puente de Piedra, entre el funicular del castillo y el Teatro romano, comienza el senderito que asciende a la colina que alberga el castillo de San Pedro (conocía este lugar de mi anterior visita a Verona).
Depende del ritmo que llevéis, la subida os llevará entre diez y quince minutos (recordad que también podéis subir en el funicular). Y desde el mirador, a los pies del castillo de San Pedro, tendréis una fabulosa vista panorámica de Verona.
Hacia la una del mediodía, cuando el grueso de los turistas hacía un alto para almorzar, aprovechamos la ocasión para visitar, con más calma y sin colas, la Casa de Julieta, cuya estatua sobamos en pro de mantener viva una tradición: encontrar el amor verdadero, aunque en nuestro caso, lo hicimos con la idea de que ese amor no se desvaneciera nunca.
El patio de la casa, que un día debió ser lugar de encuentro de trobadores y de algún que otro despistado enamoradizo, se suele llenar de jovenzuelos incívicos que han ideado una estúpida costumbre: pegar chicles mascados en una de las paredes, vamos, una auténtica guarrada.
Entrada a la Casa de Julieta |
Balcón de la Casa de Julieta |
Esa tarde, antes de partir hacia Bérgamo, nos acercamos de nuevo al río Adige para admirar dos monumentos de origen romano del siglo I d.C.: la monumental Puerta Borsari, perteneciente a las murallas de Verona, y el Arco de los Gavi, construido para honrar a algunos miembros de la Gens Gavia, una ilustre familia de origen quizás veronés.
Junto al Arco de Gavi, río arriba, se alza el Castelvecchio, castillo unido a la ciudad por el original y almenado puente de Scaligero.
El Castelvecchio es la construcción militar más importante de la dinastía Scaligeri, que gobernó la ciudad en la Edad Media. Se construyó entre los años 1354 y 1356.