Habíamos visto la Medina y recorrido la plaza Jemaa el Fna desde el atardecer hasta el anochecer. Y esa mañana, tras tomar un correcto desayuno en el hotel Gran Tazi, decidimos abordar algunos palacetes de Marrakech situados en el centro de la Medina.
Bajo un tremendo calor, visitamos en primer lugar el palacio de la Bahía, que se hallaba a unos diez minutos a pie del hotel, cerca del barrio judío de la Mellah. Se trata de una construcción de arquitectura musulmana, del siglo XIX, que nos deslumbró por sus laberínticas salas, sus decorados vestíbulos y sus suntuosos aposentos, que en su día acogieron al sultán Bou-Ahmed, a sus cuatro concubinas y a sus numerosos hijos.
Seguidamente, moviéndonos por las intrincadas calles del barrio Real, alcanzamos la Kasba, fortificación amurallada levantada al sur de la Medina que acoge el Palacio de El Badi, la Tumba de los Saadíes y el Palacio Real, aunque sólo los dos primeros edificios estaban abiertos al público.
Visitamos en primer lugar las ruinas de El Badi, palacio construido en 1602 que se caracteriza por poseer colosales muros de adobe y un estanque central rodeado de naranjos.
Aunque ahora está en ruinas, su grandeza original se percibe en los restos de las salas, patios y jardines. En verano, el palacio es escenario de festivales culturales y espectáculos al aire libre. Los materiales más lujosos, como mármol y oro, fueron saqueados para construir el Palacio Real de Mequínez.
A continuación entramos en las tumbas de los Saadíes, famosas por su mausoleos exquisitamente decorados y perfectamente alineados, que originalmente acogieron a los descendientes del profeta Mahoma, y que posteriormente recibieron los restos mortales de los príncipes saadíes.
![]() Tumbas de los Saadíes |
![]() Tumbas de los Saadíes. Jardín |
También paseamos por los floridos jardines exteriores, donde el agua se hacía oír al corretear por entre una exuberante y espesa vegetación. Aquí no debéis perder detalle de los ornamentados arcos que adornan la fachada del edificio.
![]() Tumbas de los Saadíes: los arcos |
![]() Tumbas de los Saadíes: los arcos |
A escasos cien metros de las tumbas de los Saadíes se encuentra la mezquita de la Kasba, también conocida como la mezquita de Moulay Al-Yazid, otra visita obligada en la parte sur de la Medina.
Y cerca de la mezquita, en la carretera de Ourika, la que lleva al Alto Atlas, contemplamos la monumental puerta Agnaou, una de las más impresionantes que atraviesan la muralla.
Por la tarde, tras un rico almuerzo en un bar de la Medina, y un obligado paso por la piscina del hotel para refrescarnos, montamos en un petit taxi y nos dirigimos a la Menara, un idílico jardín situado a un par de kilómetros al sur de la Medina.
La popular Menara, un extraordinario jardín rodeado de olivares, fue creada en el siglo XII por los almohades para goce y disfrute de los sultanes, si bien unos siglos después fue el pueblo llano el que se aprovechó de ella. En su centro se encuentra un estanque de forma cuadrada y el pequeño pabellón del año 1869, que constituyen la imagen más bucólica y típica de este lugar.
La tercera ruta ferroviaria por Marruecos transcurre entre Casablanca y Marrakech. Llegamos a la estación término de Marrakech a las 15:40, tras tres horas y media de viaje. Demasiadas para un trayecto relativamente corto.