Ille sur Tet |
Ille sur Tet, o Illa en catalán, se encuentra a 25 kilómetros al oeste de Perpiñán, donde acaba la llanura del Rosellón. Desde el hotel, en Porte d'Espagne, es complicado enlazar con la N116, la autovía que une Illa con Perpiñán. Para salvar el nudo de carreteras que rodea Perpiñán se aconseja llevar un buen mapa de la zona o un GPS en el coche.
No habíamos desayunado en el hotel. Nos pareció un precio excesivo pagar 35€ por día por dos adultos y un niño. E hicimos bien. A la entrada de Illa, en la avenida Pasteur, dimos con una boulangerie surtida con todo tipo de pastas, ideal para degustar exquisitos cruasanes y cafés cream.
Avanzando unos metros por la avenida Pasteur llegamos al centro de Illa. Estacionamos los coches de forma gratuita en el mega aparcamiento Foirail de la calle Aragón, muy cerca del Ayuntamiento. y de la muralla.
Y aquí, junto al Ayuntamiento, comienza la visita al centro histórico de Illa. Accedimos por la puerta de la muralla que cominicaba con la calle Parayre.
Era un domingo de finales de octubre y a primera hora de la mañana no había ni un alma caminando por las calles del centro. Nos acompañó un ligera llovizna mientras reconocíamos la singular arquitectura que caracteriza a esta pequeña villa, como la Torre Alexis.
Una casa peculiar |
Torre Alexis |
A través de un entramado de estrechas y laberínticas callejuelas fuimos a parar a la plaza de Juana de Arco, presidida por una cruz. Y al fondo ya pudimos ver un lateral de la iglesia de Sant Esteve.
Y a pocos pasos de la plaza Juana de Arco, frente al viejo Ayuntamiento, dimos con la puerta principal de la iglesia de Sant Esteve del Pedreguet, comenzada a construir en 1666.
Abandonamos el centro histórico en dirección a la céntrica plaza de la República, caminando por unas calles solitarias y desangeladas. Media hora había sido suficiente para recorrer la villa.