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![]() Órganos de Illa |
Poco más de un kilómetro separan Ille sur Tet del aparcamiento de los Órganos de Illa. Si seguís los carteles indicativos llegaréis sin problemas.
Ese domingo, las taquillas del Centro de Visitantes abrían a las diez de la mañana, hora a la que llegamos nosotros. En su interior adquirimos las entradas para visitar este espacio natural.
Hay quien cree que el precio de la entrada (5€ por adulto) es un pelín caro, pero hay que tener en cuenta que los niños no pagan y que, como quedó patente minutos más tarde, este maravilloso entorno natural está bien conservado y cuidado. Y así es como debe ser.
Los Órganos se encuentran a medio kilómetro del aparcamiento. Se accede a ellos a pie, por un caminito jalonado de olivos, encinas y madroños, amenizado por el canto de alegres pajaritos.
A los niños les encantará descubrir la escultura metálica de un dinosaurio. Los artistas locales se dejan ver con sus creaciones, amenizando de esta manera el caminar de grandes y pequeños.
Y al final de la senda, tras entregar el tíquet en la caseta de acceso, penetramos en este sorprendente espacio natural de curiosas formaciones geológicas, esculpidas por la acción del agua y el viento.
Un recorrido circular, con origen y final en la caseta de acceso, os permitirá contemplar estas pétreas esculturas, que adquieren formas picudas y de órganos, y que se presentan aisladas o agrupadas.
Geológicamente hablanado, los Örganso es un conjunto de chimeneas de hadas o “hoodoos” resultantes de la erosión diferencial de depósitos de arcilla y arena del Plioceno, modelados por agua y viento durante unos 3,5 millones de años.
LA erosión escultórica está formada por columnas de hasta 10 metros de altura, coronadas por sombreros de roca más resistente, que recuerdan tubo de órgano o chimeneas de hadas.
Se trata de un paisaje cambiante: cada lluvia altera el entorno; por eso están protegidas como “monumento natural” desde 1981.
A primera hora de la mañana apenas encontraréis visitantes, lo que os permitirá tomar buenas fotos. Cuando salíamos nosotros, llegaron varios autocares y el parking estaba lleno de coches.