Cañón de Escuain |
Esta excursión tiene su inicio en Bielsa. Partimos por la carretera A-138 en dirección a Aínsa, descendiendo por el valle del Cinca, y antes de llegar a Hospital de Tella tomamos la carretera que asciende a Tella y Revilla. La vía gana altura rápidamente por la margen oriental del río Yaga y, pasado Arinzué, pueblo de indiscutible topónimo euskérico, tuvimos una maravillosa vista panorámica del macizo del Monte Perdido, custodiado por los picos Marboré y Soum de Ramond.
El sendero Bocera-Paraíso, perteneciente a los miradores de Revilla, tiene su inicio a unos 300 metros del municipio homónimo, en una curva de la carretera, y discurre por la margen izquierda del río Yaga. Se trata de un apacible paseo por entre el bosque, prácticamente llano, que tiene el aliciente de poder contemplar el quebrantahuesos en su hábitat natural.
Gran parte de la senda discurre por el bosque, a la sombra. Conforme caminamos, veremos que los cortados son cada vez más elevados y escarpados.
Pasado el barranco de la Consusa entraremos en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. De vez en cuando, entre los claros del bosque, veremos el río Yaga fluir por el fondo del cañón de Escuain. Aquí conviene detener el paso para disfrutar del paisaje.
Avistamos el río Yaga |
Río Yaga y cañón Escuain |
Al final de la ruta, de unos dos kilómetros de longitud, alcanzamos los miradores del barranco Angonés, donde por fin disfrutamos de unas vistas extraordinarias de los espectaculares cortados.
Desde el último mirador, el más espectacular, pudimos contemplar la unión de los ríos Angonés y Yaga, este último perteneciente al cañón de Escuain. Y como telón de fondo teníamos los altos picos del Monte Perdido. Era un lugar fascinante y muy fácil de alcanzar.