Si llegáis al parque de María Luisa a pie, procedentes del centro histórico de Sevilla —como fue nuestro caso—, conviene entrar por la Puerta de San Diego, quizá la más monumental de todas las puertas.
En la Puerta de San Diego comienza la avenida de Isabel la Católica, una de las calles más largas del parque, que os conducirá a la plaza de España.
Una vez vista la plaza de España, de regreso a la avenida Isabel la Católica, conviene detenerse en la estatua de Aníbal González, arquitecto director de la Exposición Iberoamericana de 1929 y autor del conjunto monumental Plaza de España.
Y a partir de aquí hay que echar mano de un mapa o del móvil para localizar los principales puntos de interés del parque, considerado todo un pulmón verde en el corazón de Sevilla, perfecto para escapar del bullicio urbano.
Los parques urbanos son uno de los mejores lugares para observar y conocer las aves que habitan en las ciudades. Además, a lo largo del año, el número y variedad de ellas cambia según las estaciones.
La calle de los Patos, uno de los muchos viales que cuartean el parque, nos condujo a la Isleta de los Pájaros, el lugar ideal para contemplar patos, cisnes, gansos y otras aves acuáticas.
La Isleta de los Pájaros está rodeada por un estanque de agua, y se accede a ella mediante dos puentes. En su interior se halla el Pabellón de Alfonso XII, un pequeño kiosco, provisto de banquitos, rodeado de agua, de vegetación y de numerosas fuentes. Es el lugar perfecto para descansar y relajarse.
Al sur de la Isleta de los Pájaros se encuentra la Fuente de las Ranas, una de las más icónicas del parque, con esculturas de ranas que lanzan agua. Obra de Manuel García Montalbán, fue colocada en 1914.
A continuación de la Fuente de las Ranas y de otra fuente alargada con surtidores, en un gran espacio ajardinado y rodeado de naranjos, se halla la Fuente de los Leones, la mayor y más vistosa de todas las fuentes del parque.
Elevada del suelo, su forma es poligonal, cruzada por dos pasillos perpendiculares que dividen las fuentes en cuatro estanques o piscinas.
Junto a la Fuente de los Leones veréis uno de los dos caminos en espiral que conducen al Monte Gurugú, una obra decorativa realizada en el siglo XIX. Tras superar unas escaleras se accede a la glorieta que corona la cima. Por el camino veréis una pequeña cascada y desde arriba tendréis una buena panorámica del parque.
Caminando por la calle Pizarro hacia la salida del parque, vimos innumerables glorietas, fuentes, estanques y rincones pintorescos. Todo amenizado por los más de 3.500 árboles con que cuenta este exuberante jardín.
Otro lugar ideal para disfrutar de las aves acuáticas, como gansos, cisnes y patos, es el Estanque de los Lobos. De forma rectangular, está presidido por una fuente de piedra.
En un lateral del parque de los Lobos, de camino a la Puerta de San Diego, veréis un pequeño estanque que tiene el fondo cubierto de azulejos sevillanos.
Y al otro lado de este pequeño estanque azulado llegaréis a la glorieta de la Infanta María Luisa. Aquí podréis admirar el monumento a la infanta María Luisa, realizado en bronce en 1929, e instalado por el Ayuntamiento de Sevilla en el parque como agradecimiento a la infanta María Luisa de Borbón por ceder unos terrenos del palacio de San Telmo para convertirlos en el actual parque.
Antes de abandonar el parque, hicimos un alto en la Glorieta de Bécquer. Aquí se encuentra el monumento al poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, con estatuas en un banco de piedra alrededor de un enorme ciprés.