Empleamos una hora en llegar a Pastrana desde Brihuega. En la plaza de la Hora suele haber aparcamiento, pero, como estábamos en Semana Santa, opté por no entrar. Aparqué el coche en la carretera, lo que me permitió disfrutar de una buena vista panorámica del casco medieval.
El principal acceso al núcleo medieval se realiza por la calle Princesa de Éboli. Aquí se encuentra el Palacio Viejo, cuya construccion se remonta más allá del siglo XVI. La casona destaca por su portada de estilo gótico tardío.
La plaza de la Hora es un amplio espacio abierto de proporciones cuadradas presidido por el Palacio Ducal. En dos de sus laterales se puede ver un conjunto de casas porticadas y en el centro destaca una gran cruz.
El Palacio Ducal comenzó a construirse en 1541, tras la compra de Pastrana por doña Ana de la Cerda. Es de estilo renacentista y de planta cuadrada, con torres esquinales y patio central.
En la torre de levante, entre los años 1581 y 1592, estuvo prisionera la princesa de Éboli, Ana de Mendoza y de la Cerda, por orden de Felipe II. Actualmente el edificio acoge la sede del Observatorio de la Sostenibilidad de España.
La entrada a la plaza de la Hora se efectúa por dos arcos, el situado en la calle Princesa de Éboli y el de la calle Mayor, vía estrecha y sinuosa que constituye el principal eje comercial del núcleo medieval.
Al final de la calle Mayor llegaréis a la plaza del Ayuntamiento. El edificio consistorial, o Casa del Concejo, es una gran casona de estilo toledano que destaca por el aparejo de su fachada.
En el lado opuesto a la Casa del Concejo se alza la iglesia Colegiata de Pastrana, dedicada a la virgen María (tiene esta categoría desde 1569).
El edificio original se levantó en el siglo XIV como iglesia parroquial. A lo largo de los siglos el templo recibió añadidos, como la portada de estilo gótico (s. XV), o la ampliación de las naves (s. XVII).
Frente a la entrada de la Colegiata, en una calle en cuesta abajo, veréis la Casa de los Canónigos, caracterizada por tener una galería abierta, con arcadura de ladrillos, en donde vivieron los clérigos de la iglesia Colegiata.
Pastrana, pese a la cantidad de casas que vi exhibiendo el cartel de "se vende", engrosa la lista de los municipios más bonitos de España. Hay zonas muy feas, pero también hay rincones maravillosos, dignos de ser fotografiados.
En la parte baja del pueblo, si conseguís orientaros por el laberinto de calles, llegaréis al convento de San José, un monasterio fundado en 1569 por Santa Teresa de Jesús a instancia de los duques de Pastrana.
Otro rincón hermoso de Pastrana se encuentra en la plaza de los cuatro caños, que en época medieval, donde estaba el Concejo, acogió el mercado, las danzas del Corpus y hasta las corridas de toros en el siglo XVI.
En un lateral de la plaza se localiza la fuente de los cuatro caños, uno de los símbolos de Pastrana. Su pilón es octogonal, con pilar y capitel, que sustentan media esfera a modo de copa y, como diría Camilo José Cela, rematada por un peón de ajedrez.
De la plaza de la fuente o del Mercado parten largas calles radiales en dirección al recinto amurallado: San Francisco, de la Palma..., que cuentan con interesantes edificios.
El conjunto de edificios de la calle de la Palma forman un espacio urbano que nos traslada al siglo XVII, cuando la mayoría de ellos fueron levantados. Entre las casonas destaca la Casa del Caballero Calatravo, con el típico portón abovedado semicircular sobre el que se sitúa un escudo de algún señor de la Orden de Calatrava.
Otro edificio singular de la calle de la Palma es la antigua sinagoga judía. En la fachada veréis detalles ornamentales grabados sobre estuco, con evidentes señales de mudejarismo. En este grabado aparece la denominada estrella de David, de seis puntas.
Sinagoga judía |
Sinagoga judía |
Al final de la calle de la Palma, junto a unas casas de típico sabor castellano, está el arco de San Francisco, una de las puertas que tenía la villa amurallada.