Los pueblos del Sistema Ibérico, como Maranchón y sus vecinos de la sierra del Solorio, en Soria, se pueden traducir con la lengua iberovasca, la que se habló en la Península hace miles de años. Maranchón no tiene explicación en ninguna otra lengua. Los curiosos estratos de piedras que dieron origen al topónimo se encuentran al norte de la villa, en una colina.
En el centro de Maranchón, junto al trazado de la carretera N-211, se encuentra la Alameda. Este gran parque ajardinado es uno de los principales puntos de reunión y de terraceo, y cuando llegan las fiestas, el lugar donde toca la orquesta o donde montan los hinchables para los niños.
Cuando se accede a Maranchón por la carretera N-211, procedentes de Molina de Aragón, lo primero que le llama a uno la atención es la Torre del Reloj del Ayuntamiento.
El reloj de la Torre del Ayuntamiento es uno de los símbolos de la villa. Da las campanadas a la hora y a la media, y también de noche, para alegría de unos y enfado de muchos.
Frente al Ayuntamiento, en un lateral de la plaza, se localiza el Monumento al Muletero, que muestra a un muletero en el acto de revisar la dentadura del animal.
Desde mediados del siglo XIX a mediados del XX, Maranchón fue el centro más importante de trata de mulas de España. La mecanización del campo y del ejército llevó a la desaparición de tal actividad.
En la calle de la Iglesia, en la parte más alta de Maranchón, se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que destaca por el tejadito de pizarra negra que corona la torre, del mismo estilo que el de la Torre del Reloj del Ayuntamiento.
A finales de un mes de marzo, con las colinas que envuelven al municipio parcialmente cubiertas de nieve, recorrí las calles y plazas de Maranchón prácticamente en solitario. Es lo que ocurre cuando visitas un pueblecito de la España vaciada fuera de la época estival.
Con las calles mojadas tras la lluvia y la nieve caída recientemente, fue un placer recorrer las plazas del pueblo: Alameda, plaza del Charco, plaza de Juan Antonio Bueno... En esta última se encuentra la Fuente Vieja, con su pila de piedra y sus dos caños por los que brota abundante agua fresca.
Codes es un otero alto con forma cónica que destaca en el sabinar del Solorio. No pasa inadvertido para aquellos que lo contemplan a la luz del día desde la carretera que viene de Maranchón.
Si os acercáis a Codes en época de lluvias, como fue el caso en la Semana Santa de 2024, podréis ver agua a mansalva, en forma de lagunas, balsas y arroyos.
Paso por esta carretera prácticamente cada año, y nunca había visto el arroyo Vadefuente de Reatillos con agua. Me quedé muy sorprendido la ver tanta agua deslizarse bajo el puente de la carretera.