Estacionamos los vehículos en el paseo de Vistalegre, en la parte más alta de Lerma. Y desde aquí nos dirigimos a pie a la cercana plaza Mayor, una de las más grandes de España, que a lo largo de los siglos fue utilizada como plaza de toros, mercado y corral de comedias.
Un lateral de la plaza está reservado al palacio Ducal, actual Parador de Turismo, un edificio que ejemplifica el conjunto arquitectónico desarrollado en Lerma en el siglo XVII. El Palacio ducal fue el símbolo del poder del ilustre personaje de Lerma, Don Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, Duque de Lerma. Fue el hombre más poderoso del reinado de Felipe III, un político que quiso que esta población burgalesa luciese como muestra de su influencia.
Lerma vivió su momento de esplendor en el siglo XVII, convertida en villa ducal al servicio de los Austrias. De esta época es el monasterio de Santa Teresa. Construido en 1617, en estilo barroco, fue inaugurado por Felipe III. En la fachada principal tiene escudos del Duque de Lerma. Actualmente se utiliza como parroquia en invierno y su claustro alberga la oficina de turismo de la ciudad.
Y en un lateral de la plaza de Santa Clara tenemos otro edificio del siglo XVII, el monasterio de la Asunción. Fundado por el Duque de Uceda, hijo del Duque de Lerma, en 1604 para las hermanas Clarisas. Exteriormente destaca por su sobriedad.
Aparte del duque de Lerma, la ciudad cuenta con otro ilustre personaje: el cura Merino, convertido en líder guerrillero durante la Guerra de la Independencia Española. Su sepulcro se encuentra en el centro de la plaza de Santa Clara, de espaldas al mirador de los Arcos.
Y al final de la plaza tenemos uno de los imprescindibles de Lerma: el mirador de los Arcos, una magnífica atalaya desde la que poder contemplar la fértil vega del río Arlanza.
El centro histórico de Lerma está recorrido por la calle Mayor. Aquí podréis ver grandes casonas, como la Casa de Santullán González (siglo XIX), primer gobernador del Banco de España, o iglesias como la ermita de la Piedad, del siglo XVII.
Y junto a la iglesia de la Piedad, en la calle Reventón, veréis la Escuela de las Niñas, un viejo edificio caracterizado por sus pórticos de madera sostenidos por columnas.
De las cuatro puertas de acceso a la ciudad que había en la época de la reconquista, sólo se conserva el Arco de la Cárcel, la puerta de entrada que nos conduce al casco histórico de la ciudad.
La puerta consta de un arco torreado flanqueado por dos cubos defensivos con saeteras. Al interior se accede por una escalera de caracol. El cuerpo superior, de ladrillo, se añadió en el siglo XVII para utilizarlo como cárcel.
El paseo de los Mesones (antigua Nacional I) os conducirá hasta el puente Medieval, construido sobre el río Arlanza en el siglo XVI. Google Maps no nos orientó bien, y no supimos dar con él (lo vimos más tarde, cuando partimos hacia Burgos en coche y cruzamos el río Arlanza a las afueras de Lerma).
TOPÓNIMO DE ARLANZALo que sí vimos fue el convento de la Madre de Dios y la colegiata de San Pedro. El primero, construido a principios del siglo XVII, se encuentra frente al Arco de la Cárcel, y el segundo, consagrado en 1617, lo veréis en lo alto de la loma desde el paseo Mesones.
Teníamos previsto almorzar en Burgos. Pero era sábado santo y no habíamos reservado mesas en ningún restaurante. Probamos suerte en Lerma, y en los locales que preguntamos nos dijeron que no tenían sitio. En la plaza del Mercado Viejo dimos con la Cervecería Mercado Viejo. Almorzamos en la terraza, a base de raciones. Y no estuvo nada mal.