Puente natural de Puentedey |
Llegamos a Puentedey procedentes de Orbaneja y Soncillo, siguiendo el cañón del caudaloso río Nela, en paralelo al trazado del antiguo ferrocarril Santander-Mediterráneo (reconvertido en Vía Verde). Estacionamos los vehiculos muy cerca del puente natural del río Nela.
En la parte alta del arco natural sobre el que se asienta Puentedey sobresale el palacio de los Brizuela, construido entre los siglos XVI y XVII por la familia Fernández Brizuela. Lo que llama la atención del edificio son sus dos torres de corte defensivo, unidas mediante un cuerpo central más bajo, que conservan su estructura original.
Habíamos venido a Puentedey en busca de uno de los principales atractivos de las Merindades: el arco natural del río Nela. Este puente tiene su origen en una cavidad cárstica que la erosión ha dejado al descubierto y está horadado en calizas del Cretácico Superior.
El espectacular puente, con más de 15 metros de altura, 35 de anchura y casi 80 de longitud, está integrado en el casco urbano de Puentedey. Mereció la pena atravesarlo junto al río Nela para descubrir su magnitud y profundidad. Nos sentimos diminutos ante semejante obra de la naturaleza.
El puente no solo es una maravilla natural, sino que también ha sido utilizado como paso para el pueblo, con casas construidas sobre él, lo que le da un aspecto único y encantador.
La cueva, situada debajo del puente natural, ha sido moldeada por la acción del río Nela. Es un lugar fascinante para explorar y observar las formaciones rocosas y estalactitas.
Puentedey es un pueblo pequeño y pintoresco, como corresponde a uno de los más bonitos de España. Pasear por sus calles es como viajar en el tiempo. Las casas de piedra y las calles estrechas conservan el encanto de la arquitectura tradicional de la región.
En lo más alto del pueblo se encuentra la iglesia de San Pelayo, románica, que destaca por su arquitectura sencilla y por su campanario. Al parecer, fue construida sobre un templo anterior de origen románico (siglo XI).
La iglesia estaba cerrada y no pudimos acceder a su interior. El porche nos gustó mucho, empedrado, protegido por un rústico techo de madera e iluminado por una ventana.
Porche de la iglesia |
Porche de la iglesia |
Fijándonos en la puerta de entrada al templo, vimos que el tímpano mostraba un curioso cincelado en el que aparece un caballero armado con espada y escudo luchando contra una serpiente. Quizá, el autor quiso plasmar una alegoría a la serpiente que se le apareció a Eva.
Esa mañana habíamos visitado Orbaneja del Castillo y el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Los restaurantes de Orbaneja estaban llenos (mesas reservadas); y, como esa tarde teníamos previsto recorrer las comarcas de las Merindades y la Bureba, decidimos improvisar sobre la marcha. Fijamos el GPS rumbo a Soncillo, en busca de algún local donde almorzar.
Soncillo es un pueblo muy pequeño situado entre verdes praderas. Varios arroyos de aguas cristalinas lo cruzan, uno de ellos es el arroyo Riuco.
En la calle Rodríguez Valcárcel, cerca del arroyo Riuco y del cruce de carreteras que lleva a Bilbao, dimos con el restaurante Gastropub El Desván.
Aunque por fuera no tenga aspecto de restaurante, en su interior descubriréis exquisitos platos de la zona. Como cabía esperar, las mesas de la principal sala del local estaban reservadas, y tuvimos que almorzar en la terraza exterior. Aquí tenéis un revuelto de morcilla, oreja y costillas a la parrila.
Restaurante Gastropub El Desván |
Restaurante Gastropub El Desván |