Valle de Otal |
Esa mañana habíamos recorrido la senda GR-11, desde San Nicolás de Bujaruelo hasta el puente de Ordiso, en el refugio de los Pastores del Vado. Y por la tarde, tras almorzar unas ricas hamburguesas en el mesón de San Nicolás, acometimos la segunda excursión del día al apartado valle de Otal.
El inicio de esta senda coincide con el tramo del GR-11 que habíamos hecho por la mañana. Partimos del puente románico (no hay que cruzarlo), a 1.338 metros de altitud, y remontamos el río Ara por su margen derecha.
El camino, trazado junto al río Ara, consiste en una pista forestal que sólo es apta para vehículos autorizados, y que es empleada por los ganaderos del valle para contolar el ganado que pasta en los verdes prados de Otal.
A la altura del puente de Oncins (1.360 metros), la pista se desvía hacia la izquierda y asciende entre un bosque de hayas y abetos. El valle del Ara queda a nuestros pies.
La subida a Otal es suave porque se realiza en continuos zig-zag. Si miráis hacia atrás, sore el valle del Ara, veréis las montañas nevadas que hacen frontera con Francia. Es un paisaje alucinante, dominado por bosques y por altas cimas cubiertas de nieve.
Agazapado entre esas montañas fronterizas, en el eje axial de la cordillera pirenaica, se encuentra el puerto de Bujaruelo (2.273 metros), que comunica el valle del Ara con el francés Gave de Pau.
Y si echáis la vista hacia la parte superior del valle del Ara, podréis divisar un hilo de espuma blanca que se descuelga por la ladera occidental, correspondiente al salto del Pich.
Negras y amanazadoras nubes cubrían el cielo cuando alcanzamos la entrada al valle de Otal, a 1.643 metros de altitud. Habíamos tardado 50 minutos justos desde que salimos de San Nicolás. A partir de aquí, el carril penetraba en la pradera y cruzaba el arroyo Otal hasta perderse de vista. Era un lugar alucinante.
Otal es un amplio rectángulo tapizado de una extensa alfombra de verdes praderías con abundancia de manantiales. El río serpentea por el fondo de un valle flanqueado por montañas que superan los 2.500 metros de altitud. En su cabecera podemos ver el circo de Otal, presidido por la mole del Tendeñera, de 2.853 metros.