Iniciamos esta maratoniana jornada por la Roma Barroca en la plaza Vittorio Emanuele II, donde hemos fijado nuestra residencia. Caminaremos hacia Santa María la Mayor, la iglesia más grande de Roma dedicada a la virgen María.
A través de la Vía de las Cuatro Fuentes llegaremos hasta la plaza de Barberini, presidida por la curiosa fuente del Tritón. La fuente es obra del genial maestro del barroco Gian Lorenzo Bernini.
Avanzamos hasta el final de la Vía Sistrina, para situarnos frente a la iglesia de la Trinidad del Monte. Delante de la iglesia veréis el obelisco Salustiano, traído de Egipto y emplazado en lo alto de las escalinatas de la plaza de España.
![]() Obelisco Salustiano |
![]() Obelisco e iglesia de la Trinidad |
Uno de los escenarios más populares de Roma es, sin lugar a dudas, las escalinatas de la Trinidad, más conocidas como escalinatas de la plaza de España. Si los guardias os dejan (merodean siempre con el silbato en la boca), podréis sentaros en los escalones para contemplar la plaza de España a cierta altura.
Sin lugar a dudas, la irregular plaza de España, con su embajada española, la iglesia y el obelisco en lo alto, sus escalinatas atiborradas de turistas y su fuente barroca de la Barcaza (obra de Bernini), es uno de los escenarios más pintorescos de Roma.
![]() Fuente de la Barcaza |
![]() Plaza de España |
A través de la concurrida Vía del Babuino alcanzamos la plaza del Popolo, una de las más importantes de Roma. Antiguamente era el escenario de acontecimientos de todo tipo: juegos, ferias, espectáculos...
Su obelisco central es el segundo más antiguo de la ciudad, data del faraón egipcio Ramsés II, y forma parte de uno de los trece obeliscos egipcios con que cuenta Roma.
En el lado sur de la plaza se encuentran las iglesias de Sta. María de Monte Santo y Sta. María del Milagro, del siglo XVII, que se diferencian solo en las cúpulas. En el lado norte, sobre la antigua muralla, veréis la milenaria Porta del Popolo, construida en el siglo III d.C., perteneciente a la muralla Aureliana de Roma.
La ruta barroca prosigue por la céntrica y animada Vía del Corso, uno de los principales ejes comerciales del centro de Roma. Aquí veréis la iglesia de Ambrosio y Carlos, otro ejemplo del barroco romano.
Situado entre el río Tíber y la Vía del Corso se alza el mausoleo de Augusto, de forma circular y muros concéntricos, construido en el 28 a.C para acoger los restos de este aclamado emperador romano.
El mausoleo de Augusto, que está rodeado por un foso que en su día debió tener agua, es el sepulcro circular más grande del mundo. El edificio se ha restaurado durante catorce años y a partir de marzo de 2021 ya se puede ver sin andamios.
Entre el mausoleo de Augusto y el río Tíber se encuentra el Museo del Ara Pacis. A través del cristal (si los reflejos os lo permiten) podréis ver este monumento conmemorativo que acoge un altar romano.
En la orilla opuesta del río, cruzando el Tíber por el puente Cavour, hicimos un alto en la plaza Cavour, que acoge el palacio de Justicia. Aquí pusimos punto final a la primera parte de la Ruta Barroca.
El palacio de Justicia, conocido popularmente como Palazzaccio por su corpulencia, fue construido entre 1889 y 1911. Está considerado una de las grandiosas obras que siguieron a la proclamación de Roma como capital del Reino de Italia.