Jameos del Agua |
Nissan Terrano |
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Esta excursión nos llevó todo el día y transcurrió por la parte norte de la isla. La primera parada, obligada, la efectuamos en Teguise, la antigua capital de Lanzarote hasta 1852. Era día de mercado y caminando por sus animadas calles descubrimos esta monumental villa histórica, cuajada de casas señoriales y palacios.
Mercadillo de Teguise |
Iglesia de Teguise |
Poco después nos acercamos a Playa Famara, de arena fina, quizá la más extensa de la isla. El fuerte viento que soplaba desaconsejó el baño, aunque sí pudimos admirar los riscos de Famara, que se precipitan al mar por el lado occidental de la isla.
Para cubrir la siguiente etapa tuvimos que regresar de nuevo a Teguise y tomar a continuación la carretera que discurre por el centro de la isla. Pasado el municipio de Los Valles, en el punto más alto de la carretera, nos detuvimos en el Mirador de Haría, un lugar que cuenta con un mega restaurante (Los Helechos) y, por supuesto, con unas hermosas vistas del norte de la isla.
Restaurante Los Helechos |
Mirador de Haría |
Después del copioso almuerzo continuamos por la carretera interior hasta Haría, bonito pueblo de arquitectura popular, característico de las zonas rurales de Canarias, con calles floridas y cuidadas en un entorno de palmeras presidido por el imponente volcán de la Corona.
Haría |
Volcán Corona. Haría |
Nueve kilómetros al norte de Haría, al final de la carretera más septentrional de Lanzarote, alcanzamos el Mirador del Río, obra del genial César Manrique.
Mirador del Río. Isla Graciosa |
Mirador del Río. Isla Graciosa |
Los siguientes enclaves que nos propusimos visitar se encuentran muy cerca del Mirador del Río, en la costa oriental de la isla. La carretera que tomamos rodea por el este el volcán de la Corona, de 609 metros de altura, en cuyo parque natural están incluidos los Jameos del Agua y la cueva de los Verdes.
Entrada a la Cueva de los Verdes |
Entrada a la Cueva de los Verdes |
Zizagueando por entre un enorme campo de lava, alcanzamos la Cueva de los Verdes, una enorme galería subterránea surgida a raíz de las erupciones del volcán de la Corona. Su interior está iluminado, se accede a él por una enorme cavidad, en grupos, y la visita incluye un guía.
Cueva de los Verdes |
Cueva de los Verdes |
Posteriormente nos acercamos a los Jameos del Agua, que forman parte del mismo tubo volcánico subterráneo surgido a raíz de las erupciones del volcán de la Corona, si bien los Jameos fueron acondicionados por la mano del artista César Manrique en un desplome del techo del tubo volcánico. Ambas visitas valen la pena, aunque a mí me gustó más el interior de la Cueva de los Verdes.
Un pequeño itinerario marcado, de singular belleza, recorre el interior de los Jameos. Veremos grandes helechos; un original Auditorio, único en el mundo por sus características geológicas y condiciones acústicas; una peculiar piscina de aguas turquesa y el túnel de la Atlántida, que se adentra interminable en el azul del Atlántico. Los jameos es un ideario estético: la armonía entre la naturaleza y la creación artística.