Esta ruta comienza en el aparcamiento del puente Azarquiel. En cinco minutos a pie, alcanzaremos la estación de tren de Toledo, una joya de la arquitectura ferroviaria española.
Desde el aparcamiento hay un acceso a la senda que recorre la magen izquierda del río Tajo, conocida como Camino Natural del Tajo (GR-113). Si camináis por ella a partir de un merendero veréis un paisaje distinto al de cemento y ladrillo que caracteriza a Toledo.
En la senda podréis disfrutar de la fauna y la flora presente en la ribera del Tajo. En lo referente a la flora destacan los chopos, álamos, sauces y fresnos, y en cuanto a la fauna, si tenéis suerte, podréis contemplar garzas, cormoranes, ánades reales y nutrias.
El sendero une varios pueblos por la ribera del Tajo, y es de fácil recorrido. Pero nosotros no teníamos la intención de realizar una gran ruta, de hecho, establecimos la meta a pocos metros de iniciar la marcha, en el puente de Alcántara.
Para contemplar el puente de Alcántara desde abajo, nos detuvimos en el Mirador del Puente, establecido junto al río. En la parte alta veréis el Alcázar de Toledo, uno de los iconos de la ciudad.
El puente de Alcántara fue construido en el siglo II d.C., durante el mandato del emperador romano Trajano. Se asienta sobre dos arcos de medio punto, de piedra granítica; tiene una longitud de 194 metros y una altura de 58 metros sobre el río Tajo.
El puente fue reconstruido en la Edad Media, tras sufrir daños en varias batallas. En el siglo XV, los Reyes Católicos añadieron el escudo y la puerta fortificada (torreón) que aún se conservan.
Desde el puente tendréis una fantástica vista del Alcázar de Toledo; del castillo de San Servando, una fortaleza medieval encaramada en lo alto de un cerro; y del río Tajo, que en esta parte baja muy encajonado.
Una puerta abierta en la muralla, cerca del torreón del puente, permite acceder al centro histórico. Si os gustan las armas, podéis visitar el Museo Militar del Alcázar de Toledo. El Alcázar es una imponente fortificación y antiguo palacio real del siglo XVI.
Cerca del Alcázar se localiza la plaza de Zocodover, considerada el principal punto de encuentro de la ciudad desde la época medieval. Tras el incendio de 1589, fue reformada por Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial.
En tiempos de los Reyes Católicos y Carlos I, en esta plaza se celebraban mercados, ferias, autos de fe y fiestas populares. De hecho, esa tarde de Semana Santa fuimos testigos de una procesión religiosa.
![]() Plaza de Zocodover |
![]() Plaza de Zocodover |
A última hora de la tarde regresamos al hotel por la carretera de Circunvalación TO-3100, y como manda la tradición, nos asomamos al Mirador del Valle, desde donde contemplamos la mejor vista panorámica de la ciudad y el río Tajo.
Si os quedáis en el mirador hasta que anochezca, seréis testigos de una magnífica puesta de sol. Conforme oscurece, las luces y los brillos que iluminan Toledo y el río os atraparán. ¡¡¡Fue fabuloso!!!
El hecho de viajar en coche originó que pudiéramos alojarnos en el extrarradio de Toledo, en el gran hotel Beatriz, al margen del bullicioso casco histórico.