Teníamos localizado en el mapa el Palacio de los Papas, nuestro objetivo para esa mañana. Accedimos a él por la plaza Amirande, que brinda buenas vistas de la fachada este (menos vistosa que la oeste), y por el callejón Peyrolerie, cavado en la roca que, probablemente, dio nombre a Aviñón.
![]() Plaza Amirande |
![]() Calle Peyrolerie |
El palacio se encuentra en el centro de Aviñón, en la Plaza del Palacio (Place du Palais des Papes), rodeado por otras edificaciones históricas de la ciudad.
El palacio está compuesto por dos edificios principales: el Palacio Viejo (Palais Vieux), construido por Benedicto XII, con aspecto de fortaleza, y el Palacio Nuevo (Palais Neuf), ampliado por Clemente VI, con una decoración más lujosa.
El Palacio Viejo fue la residencia de los papas durante los primeros años de la residencia en Aviñón, y el Palacio Nuevo fue construido años después para acomodar el aumento de la corte papal.
![]() Palacio Nuevo desde la plaza |
![]() Palacio Nuevo desde la plaza |
En el centro de la plaza, frente a la entrada al Palacio Papal, se localiza el Hotel des Monnaies, un elegante edificio construido en 1619. Destaca por la decoración de su fachada.
Junto a la fachada norte del Palacio Viejo, con acceso desde la plaza del Palacio por medio de unas escaleras, se localiza Notre Dame des Doms, catedral del siglo XII coronada por una estatua dorada de la Virgen María y con tumbas de los papas de Aviñón.
El acceso al edificio, una vez se deja atrás la taquilla, se realiza a través del patio del Palacio Nuevo, que impresiona por sus altos muros. Uno se siente pequeño.
El palacio es una de las construcciones góticas más grandes de Europa, con una arquitectura austera y majestuosa, que simboliza el poder de la Iglesia en la Edad Media.
El palacio se puede visitar de manera independiente o mediante una visita guiada. Existen audioguías en varios idiomas, incluidos el español y el inglés. Nosotros elegimos esta opción.
![]() Patio del Palacio Nuevo |
![]() Patio del Palacio Nuevo |
Accediendo a la Torre de L'Etude se halla el Revistero Pontifical (Revestiarie), una gran sala que servía como vestidor personal del Papa y como pequeña biblioteca donde se conservaban las cartas del papado desde el siglo XIII al XIV.
En esta sala el santo pontífice se ponía sus vestiduras consistoriales: alamito, el alba y la estola. En sus pies se calzaba las sandalias rojas y se cubría con una capa adornada con una placa en el pecho. Vamos, que salía hecho un pincel (¿Superman no viste así?).
![]() Revistero Pontifical |
![]() Revistero Pontifical |
El Papa Benedicto XII, que tenía aires de grandeza, hizo que se arrasara el anterior palacio episcopal y se reemplazara por un edificio mucho más grande, centrado en un claustro, muy fortificado para defenderse de los atacantes. Sus cuatro alas están flanqueadas por altas torres.
![]() Claustro |
![]() Claustro |
De vuelta al interior, accedimos a las diferentes salas y capillas del palacio. Pasamos por la Sala del Gran Tinel (o Salón de los Festines), llamada así por celebrarse en ella los grandes banquetes papales. (Así estaban de hermosos).
A continuación accedimos a la Sacristía Norte, una sala de forma irregular con dos tramos abovedados sobre arcos ojivales. Era empleada por el Papa para cambiar sus vestiduras durante las ceremonias que tenían lugar en la Gran Capilla.
![]() Sacristía Norte |
![]() Sacristía Norte |
Aunque muchas de las decoraciones originales han desaparecido debido al paso del tiempo y la Revolución Francesa, algunos frescos restaurados se pueden ver en varias salas del palacio, mostrando escenas religiosas y la vida de los papas.
El palacio alberga diversas exposiciones de arte e historia que permiten a los visitantes sumergirse en el contexto histórico del exilio papal, el arte medieval y la historia de Aviñón.
Visitar el suntuoso interior del palacio, siguiendo la ruta marcada, nos llevó un par de horas. Una vez pasamos por las Sacristías, salimos nuevamente al exterior para recorrer la terraza panorámica.
![]() Terraza panorámica |
![]() Terraza panorámica |
Porque uno de los platos fuertes del palacio consiste en encaramarse a la azotea panorámica. Y si el día acompaña, como nos ocurrió a nosotros, gozaréis de fabulosas vistas. En la plaza del Palacio distinguiréis la majestuosa fachada del Pequeño Palacio de Aviñón, que fuera residencia de un cardenal en el siglo XIV.
Desde la terraza del palacio se tiene una vista espectacular de la ciudad de Aviñón y el río Ródano, con el puente de Bénezet, además de una panorámica impresionante de los montes de Vaucluse.