El monasterio de Yuso fue fundado en el siglo XI, aunque el edificio actual es principalmente del siglo XVI-XVIII (estilo renacentista y barroco).
El monasterio es famoso por estar relacionado con el nacimiento de la lengua castellana: aquí se conservaron las Glosas Emilianenses, consideradas las primeras palabras escritas en castellano y euskera.
Me llamó la atención que un ala del monasterio esté reservada a un hotel de lujo; se trata de la Hospedería de San Millán. Las habitaciones ocupan las antiguas celdas de los monjes, son clásicas y cuentan con muebles de madera vintage. Por si alguien se anima.
La iglesia monástica es lo primero que se hizo de todo ete conjunto. Se comenzó en 1504 y se terminó 36 años después. Está catalogada dentro del gótico decadente.
La iglesia presenta una imponente nave central. Del interior destaca el órgano barroco y el grandioso retablo del altar mayor, con lienzos de Fray Juan Ricci.
El claustro es una de las joyas del monasterio Tiene dos pisos y es elegante y luminoso. Desde aquí se accede a varias estancias del edificio.
El claustro bajo se comenzó en 1549 y, aunque sus bóvedas son góticas, la concepción es renacentista. El claustro superior es clasicista y contiene 24 cuadros de Espinosa y José Vexes.
La Sacristía de Yuso es una de las más bellas de España, con techos decorados y una rica colección de pinturas. Esta antigua sala capitular comenzó a usarse como tal hacia 1693.
La Biblioteca monástica contiene códices, manuscritos y libros antiguos de gran valor. Aquí se conservaban las Glosas Emilianenses (actualmente están en la Real Academia de la Historia).
El Museo de Yuso es otro imprescindible del monasterio. En la Sala de las Reliquias se exponen las arquelas que originariamente contuvieron los restos de San Millán y San Felices.
En el museo también podréis contemplar documentos históricos y una extensa colección de objetos litúrgicos como cálices, cruces, custodias y vestiduras ceremoniales.
Aunque los originales están en Madrid, en el museo podéis ver reproducciones y paneles explicativos de las Glosas Emilianenses, donde aparecen escritas las primeras palabras conocidas en romance castellano y euskera.
Hasta al menos el año 1100, coexistieron los monasterios de Suso y Yuso. El primero permanece fiel a la tradición: regla mozárabe y carácter dúplice de doble comunidad masculina y femenina. El segudo acoge una comunidad de monjes benedictinos.
A continuación nos acercamo en coche al monasterio San Millán de Suso, más pequeño y antiguo, encaramado en una loma desde la que se divisa buena parte del valle del río Cárdenas.
TOPÓNIMO DE SUSOA lo largo de los siglos, el monasterio ha experimentado diversas ampliaciones y transformaciones arquitectónicas, reflejando estilos como el visigodo, mozárabe y románico. No pudimos ver el interior del edificio porque estaba cerrado. Nos contentamos con admirar la fachada exterior.
San Millán, pastor nacido en el año 473 en Berceo, fue un eremita discípulo de San Felices, el de Haro. Murió en 574 y fue enterrado en su cueva de Suso. La cueva se convirtió en ermita, y la ermita, con el tiempo, en iglesia y un pequeño cenobio en el que vive una comunidad presidida por un abad.