Estacionamos el vehículo cerca de la plaza de San Francisco, entre la oficina de turismo y el monasterio de las Clarisas de Santa Elena, del siglo XVI, constituido por un convento y una iglesia.
El monasterio se fundó a partir de lo que fue el Hospital de Santiago, fundado en 1504. La entrada principal se localiza en la calle San Fernando, que también acoge buenos ejemplos de casonas señoriales.
Para acceder al casco histórico debíamos cruzar el río Najerilla por alguno de sus puentes. Elegimos el Puente de Nájera o de San Juan de Ortega, el más antiguo de la villa.
A mediados del siglo XIX se hizo imprescindible su reparación al incluirlo en el trazado de la carretera de Logroño a Burgos. De esta forma, en 1864 se demolieron las partes deterioradas y, con ellas, la Capilla del Puente (construida en el siglo XVIII).
Las primeras noticias del puente datan de alrededor de 1070, que la tradición otorga a San Juan de Ortega. Su historia está marcada por las constantes riadas del río Najerilla que obligan a continuas obras de reparación.
El Puente de Nájera permite el acceso a la calle Mayor, vía estrecha y peatonal por la que discurre el Camino de Santiago. En ella encontraréis pequeños comercios y bares con encanto.
En la parte final de la calle Mayor podréis admirar el Palacio de Rodezno, construido en 1675 por la familia María de Rodezno. La casa consta de tres plantas en sillería y actualmente acoge una residencia para personas con discapacidad intelectual.
Uno de los rincones más bucólicos de Nájera se localiza en la plaza de la Cruz. Aquí, entre edificios centenarios, se alza la iglesia de la Santa Cruz, de comienzos del siglo XVII.
El siglo XX, fue desastroso para esta iglesia, dado que sufrió serios desperfectos. Reconstruida en 1940, el templo es una sólida construcción en piedra de sillería y consta de tres naves, con varios retablos neoclásicos.
Otro punto de referencia de Nájera es la plaza de España, un triángulo situado al final de la calle Mayor que, entre otros edificios, acoge el Ayuntamiento de la villa.
Compartiendo espacio con la plaza de España, se localiza la plaza de Navarra, enclave que acoge el monasterio de Santa María, el Museo Histórico Arqueológico y las ruinas de la Casa de la Falange.
El Museo Histórico Arqueológico está ubicado en la antigua residencia del abad del monasterio de Santa María. Su interior alberga piezas arqueológicas que abarcan desde el Paleolítico hasta la Edad Media, ofreciendo una visitón completa de la historia de la región.
En el espacio ocupado por la zona ajardinada de la plaza de Navarra se hallan las ruinas de la Casa de la Falange, una antigua edificación de origen medieval.
Al sur del casco histórico, muy cerca del río Najerilla, se localiza la plaza del Mercado, un espacio cargado de historia y vida local. Originalmente (siglo XVI) fue conocida como la plaza Mayor.
La plaza está rodeada de edificaciones que reflejan la evolución arquitectónica de Nájera. Aunque no se especifican edificios concretos en las fuentes disponibles, su entorno ofrece una muestra del desarrollo urbano desde el siglo XVI.
Al sur de la plaza del Mercado, desde la calle de San Jaime, podréis avistar el alto roquedo que acoge la Cueva del Castillo, una importante atracción turística de Nájera. Si queréis visitarla deberéis ir un fin de semana y reservar con antelación. Nosotros nos quedamos sin verla.
Al final de la calle de San Jaime comienza el ascenso a los restos del Castillo y al Alcázar Real. El carril, estrecho y sin asfaltar, concluye en un magnífico mirador de la ciudad y de los roquedos que la rodean, los mismos que originaron el topónimo de Näjera (escrito en protoeuskera).
Desde este punto también podréis contemplar los restos del Alcázar Real, de origen árabe, que son testimonio de la importancia estratégica que tuvo la ciudad en épocas pasadas.
Desde el mirador, unas escaleras trazadas en la ladera de la montaña, os permitirán auparos a los restos del Castillo y a la entrada de la Cueva del Castillo, cuya puerta estaba cerrada con candado.