Esta ruta por el corazón del centro histórico de Logroño comienza en la plaza de la Diversidad, situada al inicio de la calle Portales. Aquí podréis ver la escultura Los Marchosos, dedicada a los peregrinos del Camino de Santiago.
En la plaza destaca la Sala Amós Salvador, un espacio expositivo enclavado en un conjunto arquitectónico del primer cuarto del siglo XIV, fecha en la que fue convento de la Merced. Actualmente es una galería de arte de acceso gratuito.
La peatonal calle Portales es una de las principales arterias comerciales del centro histórico. La paulatina transformación de esta calle se inició probablemente en el siglo XV.
La mayor parte de los soportales que actualmente caracterizan a esta calle fueron construidos en el último cuarto del siglo XIX. Entre sus arcos encontraréis algunas de las mejores cafeterías de Logroño.
A la altura de la plaza del Mercado, en la parte intermedia de la calle Portales, se alza la Concatedral de Santa María la Redonda, completada entre los siglos XVII y XVIII.
Su nombre, "La Redonda", proviene de una antigua iglesia románica de planta circular u octogonal que existía en el mismo lugar. La fachada principal está flanqueada por dos torres gemelas barrocas, conocidas como las "torres gemelas", que se han convertido en un símbolo de la ciudad.
Si la entrada principal de la Concatedral está vetada al público, como nos ocurrió a nosotros esa tarde por celebrarse un acto en plena Semana Santa, podéis entrar por la puerta lateral de la calle Portales.
El interior presenta una planta de tres naves con bóvedas góticas estrelladas y capillas laterales. El retablo mayor es una obra barroca del siglo XVIII, ricamente decorada con pan de oro, y la sillería, del siglo XVI, está atribuida a Arnao de Bruselas, con una reja del siglo XVIII.
![]() Retablo mayor. Concatedral |
![]() Capilla de la Concatedral |
Situada en el corazón del casco antiguo, justo frente a la Concatedral de Santa María, la plaza del Mercado ha sido testigo de numerosos acontecimientos a lo largo de los siglos.
En la Edad Media, la plaza del Mercado era el epicentro comercial de Logroño, donde se celebraban ferias y mercados semanales. Su nombre actual proviene de esta función histórica. Además, en 1610, fue escenario de un auto de fe relacionado con los juicios de brujería de Zugarramurdi, aunque las ejecuciones tuvieron lugar en las afueras de la ciudad.
No podíamos realizar una visita al casco histórico sin dejarnos caer por la calle Laurel, una de las más emblemáticas de Logroño en cuanto a tapas y pinchos se refiere.
Elegimos el bar Casa Grande Laurel, amplio y con una buena gama de tapas y raciones. Los precios de los vinos y los pinchos no eran baratos, aunque estaban en consonancia con el resto de bares de la calle. Esto es lo que pasa cuando vas de tapas a la zona más turística de Logroño.