Para acceder a Ortigosa desde Logroño o Soria debéis tomar la carretera local LR-232 en Villanueva de Cameros (valle del río Iregua). A los pocos kilómetros alcanzaréis el embalse González Lacasa, situado a mil metros de altitud.
El embalse González Lacasa se construyó en 1962, se encuentra a pocos kilómetros de Ortigosa y es ideal para realizar actividades al aire libre, como senderismo, pesca y piragüismo.
No conviene adentrarse con el vehículo hasta el núcleo urbano. Es más práctico estacionarlo en el aparcamiento gratuito situado junto a la entrada del pueblo y moverse a pie. Desde el aparcamiento tendréis una buena panorámcia del embalse González Lacasa.
Si camináis hacia el centro por la carretera pasaréis por el parquecito que acoge la ermita de Santa Lucía, edificada hacia la primera mitad del siglo XVI. Eso sí, la nave es barroca, del año 1769.
Este parque con columpios y buenos árboles que dan sombra es el comienzo de la excursión a las Cuevas de Ortigosa (ver siguiente etapa del día).
Antes de visitar las Cuevas de Ortigosa nos sacamos de la manga un recorrido exprés por esta localidad serrana; y comenzamos por la iglesia de San Miguel, construida en el siglo XVI. El interior destaca por su retablo neoclásico.
![]() Iglesia de San Miguel |
![]() Iglesia de San Miguel |
Ortigosa se localiza a 1.069 metros de altitud, en las laderas de dos cerros enfrentados y separados por el río Albercos, que desciende de las laderas de Mojón Alto (1.766 metros).
El Puente de Hormigón, o Viaducto de Ortigosa, une los barrios de San Miguel y San Martín, y fue donado de forma benéfica por un amante del lugar. Fue construido en 1924 con hormigón armado y tiene una longitud de 97 metros.
La estructura está compuesta por tres tramos rectos y uno central en arco que salva un barranco de 40 metros de profundidad. Dicho arco tiene 60 metros de luz y 15 metros de flecha. Los que sufrís vértigo lo pasaréis mal caminando por él.
Desde el puente comprobaréis fácilmente que el pueblo está literalmente partido por un desfiladero, el cañón del río Albercos. Las casas de los dos barrios se aferran a sus respectivas colinas; es una imagen muy hermosa, y si hay nieve en el monte, lo es todavía más.
Cuando crucéis el Puente de Hormigón iréis a parar a la plaza de San Martín, con su fuente adosada al precipicio y su iglesia. Este es un punto clave si queréis tener una buena panorámica del pueblo.
En la plaza se alza la iglesia de San Martín, construida en el siglo XVI en estilo gótico-renacentista. Si la encontráis abierta (no fue el caso), podréis admirar su bello retablo mayor.
En su tipología, Ortigosa responde a un poblamiento serrano, que aprovecha las laderas del mediodía para el asentamiento de las construcciones, pero que conforme fue creciendo, precisó de un nuevo emplazamiento en la parte más baja.
Ortigosa ofrece un buen ejemplo de urbanización en ladera, con dos barrios separados por el río Albercos que albergan dos grupos sociales diferentes. En el pasado hubo además un tercer barrio —Cirujales—, hoy ya desaparecido.
Ortigosa destaca por sus calles porticadas y sus casas tradicionales serranas, hechas de piedra y tejados a dos aguas, que reflejan la arquitectura popular de la zona.
En la plaza de San Martín, frente a la iglesia del mismo nombre, arranca la calle Juan Moreno, una de las más bellas de Ortigosa. Conviene caminar por ella para apreciar los soportales construidos bajo las casas.