La noche anterior llegamos muy cansados a Alessio-Sículo, sin tiempo ni ganas de caminar por su largo paseo marítimo. Pero esa mañana, tras tomar el desayuno, vimos la excelente playa que exhibía esa villa costera. Echando la vista hacia el noreste, pudimos divisar la punta de la bota italiana, en Calabria.
Iniciamos la tercera jornada desplazándonos en nuestro vehículo de alquiler hacia el norte de Sicilia por la costa Jónica. Atravesamos multitud de poblaciones sin apenas intervalo entre ellas, con la consiguiente pérdida de tiempo.
A las once de la mañana llegamos a Mesina. Estacionamos en la plaza de la Unión Europea y acto seguido nos desplazamos a pie hasta el puerto, frente a la columna Votiva, que marca la entrada al puerto mesinés.
A continuación nos adentramos por las calles del centro. Vimos la fuente de Orione y visitamos el interior del Duomo, de estilo normando, una de las catedrales más bonitas de Sicilia, que destaca por la preciosa torre del Reloj.
Torre del Reloj. Catedral de Mesina |
Fuente de Orione y Torre del Reloj. Mesina |
A partir de Mesina doblamos el cabo más oriental de Sicilia y enfilamos hacia el oeste por la ondulante y recortada costa Tirrena. Cruzamos diversas poblaciones alejadas de la costa, como Barcellona, y fue complicado avanzar a buen ritmo.
Dejamos atrás el cabo Milazzo, con su peculiar forma de garfio, y llegados al cabo Calavà nos aproximamos al litoral. En este punto, entre túnel y túnel, pudimos avistar las islas Eólicas, la patria chica del volcán Stromboli.
Superado el cabo Calavà y la escarpada costa, alcanzamos Gioiosa Marea. Eran las dos de la tarde, hora de mover el bigote. En el centro de la villa localizamos el restaurante La Piazzetta, especializado en tradicionales platos de pasta.
Almorzamos de forma exquisita y al acabar el postre fuimos invitados a chupitos de licor de chocolate. Incluso una joven comensal, al oírnos hablar en castellano, se ofreció a ayudarnos en cualquier cosa que necesitáramos. Qué detalle.
A las cinco y media, dos horas después de haber partido de Gioiosa, llegamos a Cefalú, popular villa turística que combina playa con extraordinarios atractivos culturales. Uno de ellos es el magnífico Duomo o Catedral (siglo XII), una de las joyas de la arquitectura arábigo-normanda de Sicilia.
Otro atractivo lo constituye, sin lugar a dudas, las calles, plazas e iglesias de esta idílica ciudad de origen medieval. Recorrimos el casco viejo hasta el puerto (Porta Pescara), incluso llegamos a asomarnos a su extensa playa de arena. Nos habríamos dado un baño si las aguas no hubieran estado tan revueltas. Fue una pena.
Poco antes de las siete nos incorporamos a la carretera S-113 en dirección oeste. Una hora y pico más tarde llegamos al área metropolitana de Palermo, repleta de pequeñas poblaciones. Tardamos una eternidad en cruzarlas.
Finalmente, a las nueve de la noche, penetramos en la caótica Palermo. Preguntamos un par de veces antes de localizar, cerca de la plaza de la Independencia, un supuesto albergue juvenil que resultó ser un Bed & Breakfast. El precio era caro, 85€ por habitación triple, pero decidimos quedarnos. Estábamos muy cansados para buscar otro alojamiento.