Pardines y el valle de Segadell |
La carretera que conduce a Pardines (6,1 km) parte del centro de Ribes. Se encuentra en perfecto estado y es apta para dos vehículos. En todo momento, la vía asciende por el valle del río Segadell, entre un vergel de bosques y prados cubiertos de un verde electrizante.
La carretera se retuerce en varios puntos, con curvas de herradura excesivamente cerradas. El río Segadell serpenteaba por el fondo del frondoso valle, pero no pudimos avistarlo. Desde el aparcamiento de Pardines sí pudimos contemplar el bello paisaje.
La carretera finaliza en Pardines, pueblo serrano encaramado a 1.225 metros de altitud. Una vez estacionéis los vehículos, iréis a parar a la plaza del Ayuntamiento, donde iniciamos nuestro paseo a pie por la villa.
Pardines conserva un exquisito trazado medieval, palpable en la disposición de sus calles y en las fachadas de piedra de las casas.
La calle Mayor, jalonada por recias casonas que proporcionaban buena sombra, y de fuentes como la de Cal Ferrer, es de paso obligado si se quiere alcanzar el principal templo religioso de Pardines.
De hecho, desde la plaza del Padró ya pudimos divisar la iglesia románica de Sant Esteve (documentada en el año 988), la más antigua del valle de Ribes, que se caracteriza por estar amurallada.
Y desde la calle ubicada en la parte posterior de la Casa Consistorial, contemplamos una fabulosa panorámica del valle de Segadell. Fue la mejor carta de presentación de Pardines.
Dos caminos conducen a la ermita de Santa Magdalena, el primero parte de Pardines y, según palabras textuales de un lugareño: no os resultará fácil de llegar con el coche. La segunda ruta, más larga, tiene su inicio a un kilómetro de Pardines, en la carretera que conduce a Ribes. A la altura de unos contenedores, deberemos tomar el carril que lleva a los vecindarios de Pujalt y Puigsac.
Se trata de una larga pista de cemento, sumamente estrecha para el paso de dos vehículos, que en un par de kilómetros, os llevará hasta la ermita de Santa Magdalena, en Puigsac.
Al pie de la sierra Cavallera, separada de Pardines por el río Segadell, se alza la pequeña iglesia románica de Santa Magdalena.
La ermita fue mandada construir por Ramón de Ribes en el siglo XII, si bien fue reformada en el siglo XVIII con el añadido de dos capillas y un portal. En la cara oeste, a través de una larga ventana acristalada, pudimos admirar el interior de este curioso edificio.
Y mirando hacia el oeste, sobresaliendo entre la espesa vegetación del valle de Segadell, avistamos Pardines.