Llegamos a Betancuria por la carretera FV-30, procedentes de Antigua. Tuvimos suerte con el coche, pues pudimos estacionarlo cerca de la plaza de la Concepción, la entrada más bonita al casco antiguo de la villa.
En el centro de la plaza de la Concepción, junto al enorme nombre que promociona esta villa bonita de España, podéis ver el monumento dedicado al Artesano Majorero, a su perro y a su cabra.
En la parte posterior de la iglesia, partiendo de la plaza de la Concepción, se hallan las escalinatas de la calle Valtarajal. Es un rincón muy florido y agradable, ideal para tomar fotos.
El emplazamiento de Betancuria, en un valle interior, alejado de la costa y rodeado de montañas de 700 metros de altitud, ofrecía cierta seguridad y permitía una mejor defensa ante posibles ataques de piratas.
Betancuria se organiza en torno a la iglesia de Santa María, que comenzó a levantarse a partir de 1424 y adquirió la categoría de catedral, cuyo obispado regía sobre todo el archipiélago canario excepto Lanzarote.
La obra original tenía un carácter gótico con influencias normandas, pero quedó destruida casi por completo en 1593, al igual que casi toda la población, a causa de un ataque de corsarios berberiscos.
Del templo original apenas se conservan unos escasos restos en la torre-campanario y en algunos puntos del interior. Su reconstrucción se inició en el siglo XVII, y sufrió diversas actuaciones posteriores hasta dotarle de la estampa que muestra actualmente.
La plaza de Santa María, presidida por la iglesia, es uno de los principales puntos de interés de Betancuria. Exquisitamente engalanada con árboles, flores y plantas, y rodeada de casitas bajas, el enclave invita al reposo.
Nuestro paso por la plaza de Santa María se vio amenizado por la música tradicional canaria procedente de la guitarra de un artista local.
Pasear por las calles empedradas de Betancuria es como retroceder en el tiempo. El casco histórico está lleno de casas tradicionales canarias, con fachadas encaladas y techos de teja.
Algunas de las casas más relevantes de Betancuria son: Casa de los Silvera en la calle Concepción, el Ayuntamiento y la Casa del Castillo en la calle Betancur, Casa Méndez Peñate en la calle Silvera...
A pesar de ser un lugar turístico, Betancuria conserva un aire tranquilo y relajado, lo que permite a los visitantes disfrutar de un paseo por sus calles mientras admiran la arquitectura tradicional y el paisaje que lo rodea.
En la calle Hermanos Martín, cerca de la Casa Méndez Peñate, se encuentra la noria del pozo, utilizada hace años para sacar agua del barranco de Betancuria. Está un poco descuidada, pero merece la pena echarle un vistazo.
Betancuria cuenta con varios restaurantes, con gustos y precios para todos los bolsillos. En la carretera FV-30, cerca del Museo Arqueológico, se localiza el restaurante Valtarajal, el que elegimos nosotros para mover el bigote.
Ese día, el sencillo menú lo componían tres platos: estofado de cabra, ropa vieja de cabra y pimientos gratinados con queso de cabra. Los postres eran tarta de queso y quesillo (ambos caseros). Todo estuvo delicioso.