El Camino de Ronda es un sendero costero que conecta Calella con Llafranc y Tamariu. Es perfecto para disfrutar de vistas panorámicas y calas escondidas. Nosotros, de camino a Aiguablava, lo recorrimos por la carretera de la costa. Y las vistas nos impactaron.
Llafranc, como su vecina Calella, pertenece al municipio de Palafrugell. Su playa es de arena dorada y fina, con aguas tranquilas, ideal para familias.
Lo primero que nos llamó la atención al estacionar el vehículo en lo alto del cabo, fue la presencia en la zona de los restos arqueológicos de Sant Sebastià de la Guarda, un poblado íbero de los siglos VI a I antes de Cristo.
Ubicado en lo alto del cerro, el yacimiento tenía una situación privilegiada, tanto en el ámbito defensivo natural (altos acantilados) como por la buena visión panorámica, de gran importancia estratégica.
En lo más alto de la colina, situado en un acantilado a 165 metros sobre el mar, se encuentra el pintoresco Faro de Sant Sebastià. Construido en 1857, es uno de los faros más potentes del Mediterráneo. La torre mide 12 metros, pero su luz alcanza más de 50 km de distancia en el mar.
Rodeado de senderos, el cabo de Sant Sebastià es uno de los lugares más icónicos de la Costa Brava. Desde aquí se disfrutan vistas panorámicas espectaculares del mar Mediterráneo y la costa. No me extraña que nuestros antepasados, los íberos, se instalaran en esta zona.
En España se da mucho esta circunstancia: allá donde hay restos de una civilización íbera, la Iglesia levanta una ermita o iglesia. Y Sant Sebastià no es una excepción.
Junto a los restos del poblado íbero se encuentra la pequeña ermita y hospedería de Sant Sebastià, construida en el siglo XVIII. Antiguamente fue una torre de vigilancia medieval, utilizada para advertir de la presencia de piratas y corsarios.
Al norte de Sant Sebastià enlazamos con la carretera GIV-6542 y, tras completar varias curvas reviradas, alcanzamos Tamariu, pequeño pueblo de la Costa Brava perfectamente integrado en el paisaje: cala pintoresca de arena blanca rodeada de colinas repletas de pinos. Me pareció el lugar perfecto para perderse un fin de semana.