Si habéis visitado la Ágora Griega, como fue nuestro caso, podréis alcanzar la plaza de Monastiraki caminando tranquilamente por la calle Adrianou. Desde la verja que separa esta calle del metro ateniense podréis contemplar restos arqueológicos. Y en el lado opuesto tendréis decenas de restaurantes donde poder degustar la cocina típica del país.
La plaza de Monastiraki es un punto de partida ideal para explorar muchas de las atracciones más importantes de Atenas. Alrededor de la plaza hay varios restaurantes que brindan excelentes vistas de la Acrópolis, y en su centro acoge prácticos kioscos. En un extremo se encuentra la parada de metro que, en media hora, une el centro de Atenas con el puerto de El Pireo.
De la plaza de Monastiraki parten las callejuelas que conducen al interior del mercadillo diario, repleto de tiendas que exhiben artículos tan variados como pulgas, pañuelos, monederos, cerámica, colgantes, males de ojo, camisetas, etc, etc.
El nombre Monastiraki significa "pequeño monasterio", derivado del Monasterio de Pantanassa, una iglesia bizantina situada en la plaza principal del barrio, que data del siglo X.
Cerca de la plaza de Monastiraki se encuentran las ruinas de la Biblioteca de Adriano, levantada por orden del emperador romano Adriano en el año 132 d.C. La entrada principal es una imponente fachada de mármol con columnas corintias que aún se pueden ver hoy.
Aunque se llama "biblioteca", el complejo se utilizó para múltiples funciones: como un centro cultural y administrativo, un lugar de reunión, y un espacio para el estudio y la educación. La puerta monumental da una idea de la grandeza y la importancia del edificio en su tiempo.
La Biblioteca estaba construida principalmente de mármol pentélico, el mismo material utilizado en el Partenón. Tiene una forma rectangular, con un patio central rodeado por un pórtico. Mide aproximadamente 122 metros de largo por 82 metros de ancho.
Rodeamos el recinto por el exterior, para contemplar columnas, el patio y los huecos de mármol que guardaban los rollos manuscritos. Desde la verja, la biblioteca se ve perfectamente, no hace falta abonar la entrada.
Desde la calle Dexippou contemplamos el gran patio central, originalmente rodeado de columnas, que constituía el corazón del complejo. El patio estaba decorado con jardines, fuentes y estatuas, creando un ambiente de tranquilidad y belleza.
Rodeando el patio central, los pórticos proporcionaban un espacio cubierto para pasear y conversar. Las columnas de los pórticos eran de estilo corintio y los techos estaban decorados con intrincados detalles arquitectónicos.
Monastiraki está bien conectado por transporte público. La estación de metro Monastiraki es un importante punto de conexión y te permite acceder fácilmente a otras partes de Atenas. En nuestro caso nos sirvió para llegar al puerto de El Pireo.
Aterrizamos en Atenas a las 11:15 (hora local), con el cielo cubierto de nubes y las montañas exhibiendo un buen manto de nieve. Era una Grecia muy diferente a la que mi hermana y yo habíamos visto años atrás. Esta vez el calor pegajoso, propio de la región en verano, no nos iba a aguar la fiesta.
En la cercana estación de tren del aeropuerto aguardamos la llegada de nuestro transporte y a mediodía partimos hacia la plaza Sintagma, en el corazón de Atenas.
El hotel Hermes, situado en la calle Apollonos de Plaka, es un buen lugar para alojarse. Está bien ubicado, el desayuno es correcto y la terraza ofrece buenas vistas del barrio.