El mapa del móvil nos condujo hasta la parte más antigua de Altea, un baluarte que conserva el trazado fundacional de 1617, con algunas de sus puertas de acceso al recinto fortificado.
Fuimos a parar al Portal Vell, la principal entrada al Poble Antic. De la puerta parten dos importantes calles, la calle Salamanca y la calle Mayor, que exhiben buenos ejemplos de edificios de la época fundacional (siglos XVIII-XIX).
Interior del Portal Vell |
Calle Salamanca |
La calle Mayor, estrecha y en cuesta, une el Portal Vell con la iglesia parroquial del Consuelo. Las fachadas de las casas, de un blanco impoluto, muestran lo mejor de la arquitectura tradicional de Altea.
Calle Mayor |
Calle Mayor |
Las calles del recinto fortificado se desparraman por la colina, en cuya cima se encuentra la iglesia del Consuelo. El edificio fue construido a principios del siglo XX sobre las trazas de la iglesia original del siglo XVII, dando carácter al centro histórico de Altea.
Iglsia del Consuelo |
Iglsia del Consuelo |
Estábamos en los días previos a la Semana Santa oficial, y Altea ya se preparaba para organizar sus procesiones. Ese domingo, la plaza estaba repleta de gente y en la iglesia no cabía un alfiler. Fue más sensato contemplar el templo desde la distancia, que destaca por su cúpula azul.
En un lateral de la plaza de la Iglesia, accediendo por medio de una callecita, se encuentra el Mirador de los Cronistas de España, el lugar perfecto para contemplar la parte baja de Altea, con la playa en primer término.
Más allá de la playa y de los feos edificios que la secundan, podemos avistar por este orden: Alfaz del Pi, la sierra Gelada y los rascacielos de Benidorm.
De la plaza de la Iglesia parten varias calles de diferente condición (trazadas en llano) que merecen un recorrido pausado: Sant Josep, Sant Miquel, Fornet...
Calle Sant Josep |
Calle Fornet |
Las calles Sant Josep y Fornet, sin comercios, son más tranquilas; Sant Miquel en cambio, con sus tiendecitas de regalos y acogedores bares, ofrece ese perfil de calle peatonal y vivaracha que tanto gusta al turista hábido de hacer compras.
El centro histórico de Altea ha sido un destino muy popular entre los artistas, que han buscado la inspiración en la belleza de sus calles y plazas. Esta tradición artística se ha visto culminada con la implantación en la localidad de la Facultad de Bellas Artes, dependiente de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
En esta zona, generalmente tan castigada por el urbanismo descontrolado y el turismo de masas, los talleres, salas de arte y tiendas de artesanía indican que aquí se concentra un tipo de turismo distinto al de las grandes aglomeraciones costeras.
El segundo paseo por el núcleo antiguo de Altea comienza en las escalinatas de la calle Santa Bárbara, que acoge más ejemplos de casas tradicionales. La Casa Cervantes, que muestra elementos renacenstistas y mudéjares, es una de ellas.
Al final de la calle de Santa Bárbara tenéis el Mirador Blanco, otra estupenda atalaya desde la que contemplar el mar y las fachadas y tejados de las casas de la villa.
Rincones apacibles como los del mirador Blanco o el Portal Nou (una de las puertas de acceso al Baluarte), han inspirado a muchos artistas, que han elegido esta villa para plasmar sus trabajos.
La construcción desaforada que impera en los pueblos de la Costa Blanca no se ha cebado mucho con Altea, que ha sabido conservar buena parte de su casco antiguo. Una muestra de ello es la calle Carreta, adornada con plantas y flores.
Hicimos un paréntesis en el centro histórico; queríamos conocer el paseo Marítimo y la playa de Altea, que a finales de marzo, con los últimos coletazos del invierno, mostraba su cara más desangelada
Habíamos visto algún restaurante en las inmediaciones de la iglesia del Consuelo, todos de precios un tanto caros, y decidimos probar suerte en el Paseo Marítimo. Elegimos el restaurante Juan Abril, y acertamos de pleno: excelentes ensaladas y buena paella marinera.
Altea tiene ocho kilómetros de costa, con amplias y largas playas de cantos rodados, bandera azul y aguas turquesa. Hacia el norte se divisa Calpe y el Peñón de Ifach y hacia el sur, más allá del Puerto Deportivo, la bulliciosa ciudad de Benidorm.
De regreso al centro histórico, enfilamos por calles como la pintoresca costera del Mestre de la Música, con su empedrada escalera dividida en tres secciones. La calle tiene unos 120 metros de longitud trazados en forma de zigzag para salvar la fuerte pendiente.
Calle del Mestre de la Música |
Calle del Mestre de la Música |
En la parte intermedia de la calle, girando a mano derecha, podéis ver los restos del Molino de Bellaguarda, testigo de un pasado medieval que dejó huella en Altea. Este molino hidráulico debió tener su época activa entre los siglos XIV y XVI, y estaría abastecido por una antigua acequia.
Subiendo hasta el final de las escaleras llegaremos al Baluarte de la Casa de la Señoría, cuyo espacio ocupa actualmente la Glorieta del Maño, un nuevo mirador de la Costa Blanca.
A partir de la Glorieta del Maño encontraremos calles estrechas, jalonadas por casas de fachadas blancas adornadas con maceteros, que invitan al paseo.
Calle Consuelo |
Calle Concepción |
Da igual el orden que elijáis para llegar a la plaza de la Iglesia desde la Glorieta del Maño; eso sí, no debéis pasar por alto las calles Salamanca, Hondo, Consuelo, Santo Domingo y Concepción.