Tardamos media hora en alcanzar la isla de Tabarca a bordo del ferry procedente de Santa Pola. Eran las once y media de la mañana, y teníamos muchas horas por delante hasta nuestra partida, a las 16,30h.
Nos hallábamos en el puerto de la Caleta, situado en la costa norte de la isla, muy cerca de la ciudadela de Sant Josep. Desde el muelle tuvimos una panorámica de la única zona habitada de la isla.
Teníamos dos opciones para visitar Tabarca: ver la Ciudadela o caminar por los senderos de la parte oriental de la isla, opción por la que nos decantamos en primer lugar. Una vez pasamos la zona de restaurantes con carpa que rodean la playa de Tabarca, nos adentramos en el área de protección de la isla, que ocupa 2/3 de la misma.
Varios carteles indicaban que no debíamos salir de la senda, pues toda la isla es una zona de reserva avícola. El camino nos condujo hasta la playa Rata, desde donde se divisa el islote La Galera.
Este torreón, situado en el centro neurálgico de la isla, es uno de los inmuebles históricos más relevantes de Tabarca. Fue construido hacia 1790 por un ingeniero militar.
Se trata de una torre fortín de planta cuadrada y volumen troncopiramidal, cuyo acceso se encuentra en el nivel intermedio, por medio de una escalera perpendicular a la fachada.
Un escudo de armas corona la puerta principal de entrada. Utilizado como cuartel militar, actualmente está destinado a uso como cuartel de la Guardia Civil.
El campo tabarquino posee un paisaje abierto muy particular, con prados salpicados por arbustos espinosos, con el mar siempre de horizonte.
Tras quince minutos de caminata alcanzamos la Punta Falcó, situada en el extremo más oriental de la isla. Enfrente teníamos el islote de La Nao.
Tabarca es la isla habitada más pequeña de España, tiene 1,8 km de longitud y 400 metros de ancho. En realidad, más que de una isla se trata de un pequeño archipiélago, compuesto, aparte de Tabarca, por escollos y los islotes de La Cantera, La Galera y La Nao.
A pesar de todas las dificultades, Tabarca es un paradigma del patrimonio cultural y natural, y de ahí su declaración de Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico desde 1964, así como Reserva Marina de interés pesquero a su entorno marino, desde 1986.
Tras completar la vuelta a la reserva natural de Tabarca, iniciamos la visita al Revellín del Real Infante, conocido también como Ciudadela amurallada de San Pablo o Sant Pau. Se trata de una construcción militar defensiva de morfología triangular.
Accedimos al interior de la Ciudadela a través de la Puerta de Levante o de Sant Rafael. Aquí comienza la Ciudadela de San Pablo, construida en la década de los 70 del siglo XVIII.
Las calles de la Ciudadela están dispuestas en manzanas, a partir de una vía principal (calles de Enmig y Motxo), que une las puertas de Levante y San Gabriel.
Tabarca tiene un censo de unas 50 personas, que son las que viven todo el año en la isla. En verano y en Semana Santa su población se incrementa debido a la llegada de turistas, que son los que generan los ingresos para que todo funcione: restaurantes, barcos...
Calle Génova |
Calle Moll |
Recorriendo las calles de la Ciudadela comprobé que había muchas casas abandonadas. Sin embargo, cerca de la calle Motxo habían construido apartamentos, asegurando así la llegada de turistas que quieren alojarse en la isla.
Al norte de la Ciudadela, en un tramo de muralla flanqueado por dos baluartes, se encuentra la pequeña Puerta de Sant Miquel, conocida también como Norte, Tierra o de Alicante.
Sant Miquel fue la puerta principal de entrada a la Ciudadela en el siglo XVIII. Y tiene sentido, pues aquí, en una pequeña cala, se hallaba el pequeño muelle, actualmente conocido como Puerto Viejo.
Caminando por pintorescas calles de la Ciudadela dimos con la iglesia de San Pedro y San Pablo, construida en 1775 junto a la muralla, uno de los edificios más representativos de la isla.
El templo es de planta rectangular con nave única; tiene orientación canónica (este-oeste) y tanto el pórtico como los ventanales son de inspiración barroca.
Uno de los piratas que más frecuentaba la isla fue Barbarroja, quien llevó a cabo un importante ataque a la localidad de Elche en agosto de 1552. La construcción de las murallas tabarquinas unos siglos más tarde estaba más que justificada.
Actualmente se conservan escasos restos de la Ciudadela, destacando el frente sur de la muralla, el foso y las puertas acceso: Levante, San Miguel y San Gabriel.
Caminando por la muralla llegamos a la Puerta de San Gabriel, conocida también como Puerta de las Canteras porque de aquí se extrajo piedra para la construcción de las murallas.
La Puerta de San Gabriel es el punto más occidental de la isla; desde aquí se disfruta de una maravillosa puesta de sol, con el islote de La Galerna como magnífico telón de fondo.
Si camináis hasta el final de la muralla sur a partir de la Puerta de San Gabriel, veréis la Cala del Birros y la Guardia, que destaca por las covachas que el mar ha excavado en la roca durante miles de años. El lugar es perfecto para darse un baño en verano. Unas escaleras descienden a la cala.