El principal, y único, acceso al Parque Natural del Peñón de Ifach se encuentra en las calles de Calpe situadas por encima del puerto pesquero (comienzo del istmo). Si vais en coche podréis estacionarlo de forma gratuita en alguna de ellas. Y recordad que la mejor foto del peñón la obtendréis desde las playas de Calpe: Arenal Bol, Canal Roig y Cala Morelló.
Unos carteles anuncian la entrada al parque natural. En este punto comienza la carretera del Peñón, una amplia pista de tierra de acceso sólo permitido a vehículos autorizados.
Desde la carretera del Peñón tendréis una buena vista panorámica del puerto de Calpe, conocido popularmente como puerto pesquero del Racó.
Después del Mirador del puerto, en la parte media del istmo, aparecen varios yacimientos arqueológicos. Uno de ellos pertenece al pueblo íbero que habitó la cara norte del Peñón de Ifach: Kala = "corte vertical" + be/pe = "bajo, suelo"; o sea, el poblado ubicado a los pies del promontorio rocoso, que a la postre sería el origen de la actual Calpe.
El pueblo íbero, el que dio nombre a Calpe y a Ifach, se asentó en la ladera occidental del peñón. Años más tarde, en época romana, la población descendió al istmo y durante la Edad Media volvió a ocupar la ladera. Desde la pista de tierra podréis contemplar el poblado de Ifach o Pobla de Ifac, del siglo XIII.
Tras acometer algunas curvas cerradas en la carretera, alcanzaréis el desvío al tossal de la Figuereta. Si lo seguís llegaréis a la parte superior de la Cala del Penyal, situada en la cara este del istmo.
Unas escaleras de madera, seguidas de una larga senda por el istmo, permiten descender hasta el tossal de la Figuereta. Esta ruta, que no tomaremos, se aleja del Peñón de Ifach y concluye muy cerca de la Cala de la Fossa.
Tomaremos la senda que discurre en dirección sur, por el borde superior del acantilado de la Cala del Penyal. Tras cubrir unos pocos metros alcanzaremos el Mirador de Levante, un imprescindible del Parque Natural.
Mirador de Levante |
Mirador de Levante |
La senda del Mirador de Levante concluye en la carretera del Penyal. En este punto, tendréis una buena panorámica de la cara norte del Peñón de Ifach, nombre que en lengua íbera o protovasca significa "roca del agua" (no viene del fenicio).
La carretera del Penyal, como no podía ser de otra manera, concluye en el Punto de Información del Parque Natural. Aquí encontraréis aseos, una zona de pícnic con mesas y asientos de madera y la caseta de información (por cierto, esa tarde estaba cerrada).
Junto a la caseta del parque natural se encuentra el inicio de la Ruta Roja, el sendero que conduce hasta la cima del Peñón de Ifach. Desde la cumbre hay muy buenas vistas del Mediterráneo y en días claros es posible divisar la isla de Formentera, Ibiza y el cabo de Santa Pola. Por lo pronto, nos contentamos con admirar la costa de Calpe.
La Ruta Roja requiere de un permiso especial (hay un límite de 300 visitas al día). Sin él no deberíais transitar por ella, so pena de una multa. Los primeros metros no revisten dificultad y son aptos para todas las edades, con el atractivo de contemplar Calpe y su litoral desde el Mirador de Poniente.
La senda asciende de forma suave por la ladera de la montaña, en continuos zigzags que se ven amenizados por las vistas panorámicas de Calpe, por la presencia de árboles y por la amenazadora sombra que poyecta el peñón, con sus 332 metros de altura.
En la parte alta de la senda llegaréis al Mirador de Cavanilles, una sorprendente atalaya situada a los pies del roquedo, que brinda una sublime vista de Calpe y su litoral.
La Ruta se pega a la cara norte del Peñón y cuando parece que llega a su final, como sacado de una película de aventuras, aparecerá ante vuestros atónitos ojos el túnel de Ifach, angosto, frío y en ligera subida.
El túnel que atraviesa el Peñón de Ifach no os dejará indiferentes. Fue construido en 1918 por los antiguos propietarios del peñón; tiene 50 metros de longitud, es muy resbaladizo (la piedra está pulida) y, para evitar caídas, en los lados hay unas cadenas a modo de barandilla.
Tras completar con algo de esfuerzo el ascenso por el túnel, fuimos a parar a la cara sur del peñón. A partir de aquí la senda discurre por la parte media del acantilado y deja entrever la recortada costa alicantina.
Unos metros más arriba, debido a la verticalidad de la pared, aparecen más tramos donde es necesario ayudarse de cadenas a modo de barandilla. Pero, en mi caso, que iba acompañado de una menor, no llegué a pasar por los más complicados. Fue más sensato dar media vuelta y regresar al Punto de Información.